Boris Eldagsen. Foto ganadora del Premio Sony 2023 realizada con IA.

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El arte creado por una Inteligencia Artificial (IA) ya está aquí. Admitámoslo.

El cartel de este año de Roland Garros está hecho con IA. Ganó el concurso por votación popular (sin haber avisado previamente de esta participación), demostrando que este estilo de ilustración gusta a la gente, aunque a mí me parece espantoso, visualmente. Tiene un guiño kitsch a Monet que delata esa característica de la IA, que se nutre de imágenes de artistas del pasado. Igual que tampoco me gustan las ilustraciones de Beeple, que vimos la semana pasada y por las que se han pagado millones. Parecen carteles de películas de ciencia ficción, exageradas, de apariencia hiperrealista e irreales al mismo tiempo. Es la cultura del meme, de la apropiación, del refrito, de la gracia llamativa, del consumo fast food, devorador de imágenes...

PAUL ROUSTEAU + IA. Cartel Roland Garros, 2024.

También ha pasado algo este año con el importante Premio Sony Internacional, que ganó el fotógrafo Boris Eldagsen con una foto generada por IA. Ningún miembro del jurado internacional fue capaz de detectar la diferencia con una foto realizada por una persona hasta que él mismo lo denunció. «No acepto el premio. La IA no es fotografía», sentencia un Boris provocador, mientras insiste en la importancia de abordar este debate lo antes posible. Es una actitud ética. No es lo mismo el cambio de la fotografía analógica a la digital, ni siquiera el uso del Photoshop, que no deja de ser una herramienta de edición, no es comparable al uso de la IA donde el artista solo da órdenes a un programa informático, que lo hace todo.

«Las IAs son utilizadas en muchos casos para sustituir el trabajo humano. Se deja de contratar a los artistas originales. Podemos utilizar la IA por mucho menos dinero del que nos costaría contratar al artista en cuestión. Esto cruza una línea roja de la ética», denuncia la divulgadora del arte Alba Coll. «Los artistas necesitan un trabajo para vivir; un artista no trabaja por amor al arte, sino que necesita vender su obra como un producto para pagar sus facturas. Puede llegar un momento en el que las personas ya no se puedan profesionalizar en materias artísticas como el diseño gráfico, la ilustración, las bandas sonoras, el doblaje… El mal no está en la tecnología sino en la forma en la que se aplica en el sistema capitalista.»

El mundo de Van Gogh. Exposición inmersiva. Madrid.

¿Aceptamos que la Inteligencia Artificial es solo una herramienta, como puede ser una cámara fotográfica o un sintetizador? ¿O puede crear arte, que es una actividad exclusiva de los seres humanos?

Conozcamos un ejemplo de que con esta tecnología contemporánea sí se puede crear arte. La IA puede ser, para mí, un instrumento al servicio de la creatividad humana, sin ningún problema. Es el caso del artista Refik Anadol, creador de una pieza espectacular, monumental, llamada «Sin supervisión» (Unpervisioned) que se exhibe en el MoMA de Nueva York. Para crear esta pieza, el artista ha desarrollado un programa durante 18 meses, alimentándolo de las 180.000 obras del catálogo del museo; Refik Anadol utiliza datos para crear arte como un pintor usa pigmentos. No sólo es el tamaño titánico de la pieza, sino su contenido lo que resulta impresionante: el flujo de imágenes fantásticas que se materializan y metamorfosean constantemente, lo que hace que la pieza parezca estar viva de verdad. Es una imagen asombrosa, como un río de la vida lleno de color y que interactúa en función de datos tomados del estado meteorológico en tiempo real y de la gente en ese espacio. Refik Anadol también se sorprendió ante sus resultados. «Es como una entidad propia -dice-. No sabemos qué tipo de formas puede crear». Pero no todo el mundo admira esta pieza. Algunos críticos destacan «la mediocridad de los efectos visuales, que complace al público y genera admiración». ¿Acabarán los museos pareciéndose a los parques de atracciones?

REFIK ANADOL + IA. «Sin supervisión» (imagen en transformación permanente). Memoria cuántica, pantalla de 7 x 6 m, MoMA de Nueva York, 2024.

Se han hecho muy populares las ‘exposiciones inmersivas’ de un pintor como Van Gogh. Proyecciones gigantes de sus famosas pinceladas para sumergirte 3D en su pintura, animaciones donde el cielo gira y los girasoles florecen bajo tus pies. Puro espectáculo visual. Se vampiriza al bueno de Vincent para crear el impacto más fuerte… y más fácil. Ya no hay que acercarse a palpar con la mirada un objeto físico. Van Gogh convertido en producto de consumo, lleno de asombro y de negocio.

«Percibimos el arte como un producto más a consumir -continúa Alba Coll-. Una Inteligencia Artificial no hace arte, sino que imita lo que nuestra sociedad considera arte. Las imágenes generadas por las IA son tan parecidas a lo que consideramos arte que podemos llegar a confundirnos. Estamos confundidos porque consideramos el arte como el resultado, como el producto».

Mike Winkelmann (Beeple). Ilustración hecha con IA donde «roba» el rostro de Tom Hanks.

Por mucho que las máquinas puedan crear imágenes, el ser humano seguiría pintando, esculpiendo, escribiendo o componiendo. Porque más allá del resultado, el arte es también la experiencia de crear y la necesidad de comunicar. Una persona que crea arte tiene la necesidad de hacerlo. Yo pinto y creo que seguiré haciéndolo mientras pueda. Aunque una máquina o una IA pueda hacerlo mejor y más rápido, no quiero renunciar al placer de pintar o de escribir.

Y como espectadores también necesitamos de la creatividad humana. Pensemos en la experiencia única de quien lo recibe. «El arte nos conecta, nos ayuda a comprender a los demás y nos permite entendernos a nosotros mismos a través del otro. Una Inteligencia Artificial podría reproducir su voz y su estilo, pero no estaría hablando de emociones reales -concluye Alba Coll-. Como espectadora imagino cómo debió sentirse el artista en aquel momento, me siento menos sola, porque sé que no soy la única que tiene esta experiencia».

No, la Inteligencia Artificial no acabará con los artistas ni con los espectadores capaces de apreciar sus obras. Espero…