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De reconstrucción en reconstrucción. Como hace cuatro años, cuando se impulsó la enésima renovación para apagar los últimos rescoldos del incendio perpetrado por el grupo tránsfuga de Llorenç Brondo, el PP vuelve a otear la inminencia de las elecciones en Ciutadella desunido y con muchos deberes por hacer, tras un mandato de convulsa gestión pública.

La dimisión en julio del hasta entonces alcalde José María de Sintas y el posterior plante de siete concejales al nombramiento de Francisca Marquès como sustituta agudizaron la división interna, que no han logrado aplacar los nueve meses transcurridos.

El presidente local, Pedro Gener, quien había defendido en un primer momento la opción de Marquès, en tanto que primera teniente de alcalde, tuvo que cambiar de bando a favor de Ramon Sampol, como el presidente insular, Santiago Tadeo, que prefirió tener dos voces discrepantes (Marquès e Inmaculada González) que cargarse a siete de un plumazo.

Ninguna de las dos ediles ha levantado la voz desde entonces, pero los siete se han visto fuera del nuevo equipo -completamente renovado- que está ultimando el ahora candidato Juanjo Pons (Ciutadella, 1967) y eso ha disparado los reproches al presidente local, convertido ahora en diana.

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Pedro Gener, quien de no mediar un descalabro electoral seguirá al frente del PP el año que le resta hasta 2016, rehuye la confrontación y recuerda: "Las personas pasan, pero el partido queda". Y, aunque se han producido bajas entre gente próxima a alguno de los ediles, Gener niega que la sangría entre la militancia popular sea tan importante. "No ha habido bajas en masa, hasta podría decir que todo está dentro de la normalidad característica de estos tres últimos años". Es más, afirma, "incluso hay más altas. Todo un logro para los tiempos que corren". Que tampoco son propicios en las encuestas, ni a nivel balear ni estatal.

A todo ello, Juanjo Pons sigue paseando sus gafas bajo el sol en busca del sí de las mujeres que ha tanteado para poder cerrar la lista. Y, aunque la semana pasada eludió cualquier atisbo de autocrítica, se percibe el "desencanto" que él mismo decía notar en octubre, cuando se postuló ofreciendo "seriedad, rigor y humildad".

La semana pasada apenas un centenar de personas le arroparon en su presentación oficial como alcaldable en el Club Nàutic, varias de ellas candidatos y cargos de otras poblaciones de la Isla. Poco que ver con las 200, el doble, que llenaron en octubre de 2010 el salón del hotel Port Ciutadella para aplaudir la primera intervención del entonces novel José María de Sintas.

Eran otros tiempos. La masa social del partido se aproximaba más a los 350 afiliados que a los 300 de ahora. Pero, como entonces, el PP llega al final del mandato sin ver iniciadas las obras de las cuevas de Cala Blanca, ni la estación de autobuses, y con el Teatre des Born cerrado. "Os necesito", clamó Juanjo Pons el pasado viernes llamando a la movilización. Está claro que solo no puede...