Guillermo Tell

En 1307, las fuerzas austriacas oprimen al pueblo suizo. Guillermo Tell, que había jurado no volver a usar la violencia tras su paso por las Cruzadas, se ve obligado a unirse a la rebelión para detener el derramamiento de sangre. Como castigo, el gobernador Gessler obliga a Tell a disparar una manzana sobre la cabeza de su hijo Walter, de lo que sale ileso por sus habilidades con la ballesta. A continuación, Gessler hace cautivos a Tell y a la princesa Bertha de Habsburgo, que rápidamente escapan. Finalmente, Tell regresa para liderar una rebelión contra los invasores austriacos, buscando venganza tras el saqueo de su ciudad.