Después de que el año pasado se redujera por el calor, este año hubo tres vueltas y una de cañas. | Katerina Pu

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Pasaban cinco minutos de las nueve y media de la mañana en el reloj del Ayuntamiento cuando la Banda de Ferreries interpretaba las últimas notas del pasodoble «Fin de juerga».Sin embargo, la fiesta no había hecho más que empezar en la segunda jornada de Sant Bartomeu.

La formación musical se venía encargando de desperezar poco a poco a la población desde las 8.30 horas, cuando tocaron la diana con el acompañamiento de los cabezudos en su recorrido por las calles más céntricas. Justo cuando el itinerario llegaba a su final, se cruzaron en los alrededores del Pla de l’Esglèsia con una qualcada que iba tomando forma al son marcado por la fabiolera Neus Bosch Coll, que este año ha debutado en el puesto.

La población vivió un intenso día de fiesta desde primera hora de la mañana.  | KATERINA PU

En el número 5 de la Plaça Menorca esperaba para completar el replec la caixera batlessa, Maite Pons, quien diez años después de su última participación en la qualcada regresaba a Sant Bartomeu por la puerta grande. Antes de unirse, sobre la experiencia del día anterior, reconocía que lo vivió «con mucha ilusión, lo pasé como una niña pequeña, recordando los tiempos en que fui caixera».

A las 10.30 horas, Pons se unía, entre vítores y aplausos, a una comitiva que finalmente estuvo integrada por 83 jinetes, después de que una amazona tuviera que abandonar la qualcada unos minutos antes por una caída.

La caixera batlessa, Maite Pons. | KATERINA PU
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Antes, el Ayuntamiento hacía público que finalmente no se llevaría a cabo el toc de dol previsto para recordar la figura de Nofre Gener, justo en el año que se cumplen 25 años de su fallecimiento mientras participaba en la fiesta como caixer batle. «Siempre en nuestro recuerdo», señalaban desde el Consistorio, que informó que la decisión se tomó de acuerdo con la familia.

Jaleo

La fiesta, no obstante, seguía avanzando con la vista puesta en el Pla de l’Esglèsia, donde cuando pasaban 15 minutos de las once de la mañana comenzaban a sonar las notas del Jaleo en su versión local, con un ritmo más sosegado y solo de bombardino incluido, bajo la batuta de Joan Caules, quien ejerció como director accidental de la banda supliendo la ausencia del titular, Josep Agustí Colom.

La jornada fue cogiendo ritmo progresivamente para culminar con un espectacular Jaleo que junto a la vuelta de cañas se prolongó durante cerca de cuatro horas.  | KATERINA PU

La versión menorquina más clásica de «El postillón de La Rioja» tomó el relevo durante la celebración de un Jaleo que concluyó su segunda vuelta pasados unos minutos de la una de la tarde. Después de que el año anterior se tuviera que suspender por las altas temperaturas, esta vez sí hubo una tercera vuelta. Una vez finalizada esta, a las 14.14 horas la bandera volvía a manos del caixer sobreposat, Adrià Pons Gomila, y poco después la fabiolera Neus Bosch recogía la primera caña verde de su vida. Así comenzó una cuarta pasada por la plaza, la más espectacular de todas, con la que Ferreries se vino arriba, culminado un Jaleo que se prolongó durante casi cuatro horas. La posterior misa y beguda pusieron el colofón.

La Banda de Música de Ferreries se encargó de animar la fiesta. | KATERINA PU

Cabe destacar que las fiestas han transcurrido sin grandes incidencias. En el conjunto de los dos días se realizaron 30 asistencias y cinco traslados.