Montesdeoca, ayer trabajando en el restaurante. | Gemma Andreu

TW
1

La edad promedio para la aparición de los primeros síntomas del párkinson es de 60 años, pero alrededor de un diez por ciento de las personas son diagnosticadas antes de los 50. Ese es el caso de Richard Montesdeoca (Ecuador, 1971), quien se enfrenta a esa dura realidad desde hace tres años, cuando tenía 49. Una enfermedad que agitó su existencia, pero no sus ganas de vivir.

Montesdeoca ha decidido pasar a la acción para visibilizar la enfermedad. Cuenta que muchas veces cuando sale a la calle se pone una camiseta con el siguiente mensaje: «Tengo párkinson y no me rindo». Fue eso lo que le dio la idea de seguir ese camino en Aire, el restaurante de Punta Prima propiedad de una familia empresarial para la que lleva trabajando 25 años, desde que aterrizó en la Isla. Durante este verano, los trabajadores de ese establecimiento vestirán dos veces por semana (los sábados y domingos) camisetas en las que se puede leer en dos idiomas (castellano e inglés) el siguiente mensaje: «En esta familia nadie lucha solo. Concienciación sobre la enfermedad de Parkinson».

Hasta que se le diagnosticó la enfermedad, Richard había trabajado siempre como camarero, pero ahora se tiene que dedicar a tareas de limpieza, después de que le hayan reconocido la incapacidad permanente total. «Requiere un esfuerzo máximo por culpa de los temblores de un sistema    totalmente alterado», reconoce. La buena noticia es que «más que un jefe, ahora mismo tengo un amigo», cuando habla de Marino Reguera Martínez, con quien ha compartido gran parte de su trayectoria laboral.

Los trabajadores, con la camiseta para generar conciencia. | Gemma Andreu

El sentimiento de amistad es recíproco: «El día que le diagnosticaron la enfermedad nos hinchamos los dos a llorar», rememora el empresario, quien destaca de Montesdeoca su condición de persona «ejemplar, luchadora y tremendamente positiva». Sobre el futuro, apunta que «trabajará con nosotros hasta que sea inviable, y cuando no pueda físicamente, lo hará con la cabeza.Estará hasta que él lo decida».

Acerca de la acción que ayer presentaron, en la que colaboran el restaurante con sus trabajadores incluidos y la Asociación de Enfermos de Párkinson de Menorca, reconoce Montesdeoca que «al final, con una cosa tan sencilla, podemos manifestar un mensaje muy grande».

Su reto es concienciar, concienciar y concienciar. «Quiero demostrar que no he perdido la ilusión por vivir» y lanza un aviso: «Una de las cosas que provoca el párkinson es un luto permanente. Mucha gente que sufre esta enfermedad se queda en casa y la vida sedentaria es un gran enemigo».

El apunte

El objetivo: crear una mayor red de apoyo en torno a la enfermedad

Reconoce Montesdeoca que durante los últimos años se ha avanzado mucho en el apoyo a los enfermos de párkinson, pero que siempre hay camino por recorrer y margen de mejora. Cuando le diagnosticaron la enfermedad, acudió a la Asociación de Enfermos de Párkinson de Menorca y, para su sorpresa, solo había 25 personas más, cuando se estima en 200 el número de afectados. Es por ello que ha decido asumir un papel de liderazgo con la propuesta de nuevos proyectos y actividades que le han llevado a formar parte de la junta directiva de la entidad. Su intención es que más gente se apoye en la asociación y concienciar para crear una mayor red de ayuda familiar. «Richard es una persona muy activa, tiene muchas ideas y nos ha ayudado mucho», reconoce Mònica Díaz    desde la asociación.