Profesores del taller y cantantes líricos, bajo la dirección del doctor en salud pública y contratenor profesional Christian Gil Borrelli | Katerina Pu

TW
0

La Escola de Salut Pública de Menorca tuvo en su programa el pasado miércoles la performance abierta al público en general en la Sala Sant Antoni de Maó sobre violencia de género a través del arte. Y a partir del taller para profesionales de la salud que durante tres días analizó con esta perspectiva la ópera «Orfeo y Eurídice», obra compuesta en 1762 por C. W. Gluck.

Bajo la dirección escénica de Christian Gil Borrelli, médico y cantante lírico, intervinieron también en el taller y la performance las sopranos Quiteria Muñoz y Rosa García Domínguez, junto al pianista José Ramón Díaz. Profesores todos ellos paralelamente del taller. Aquí, el análisis con perspectiva de género de la ópera «Orfeo y Eurídice» aporta una nueva visión tanto de la propia obra como del mito clásico y homónimo en el que está basada. Desvela, para empezar, un Orfeo como arquetipo de héroe proto-romántico, cuyo amor todo lo puede; que no acepta el orden natural de las cosas, exigiendo incluso a los poderes establecidos regresar al mundo de los vivos a la esposa fallecida, Eurídice. Orfeo, con su capacidad de adular hasta a las furias y espectros del infierno, con tal de cumplir su voluntad, tampoco tiene en cuenta los deseos de la mujer, definida por las acciones de su esposo. Y en general, la dinámica de pareja establecida entre los protagonistas se caracteriza por una comunicación ineficaz y una falta de comprensión. Lo que hoy, casi 300 años después de haber sido compuesta esta pieza, llamaríamos claramente una relación tóxica.

El trabajo con el texto permite la reflexión, mientras que la representación lírica y musical facilita canalizar emociones y empatizar mejor con las víctimas de violencia de género o incluso pensar de otra forma en la figura del maltratador, la mayoría, personas enfermas. No hay que olvidar que muchos de los alumnos del taller tienen un papel relevante en la detección de casos en las consultas.

Los alumnos intervinieron después en la performance del extracto del taller junto a los cantantes líricos haciendo los coros, y para hablar en presente, dando voz a las 40 mujeres en lo que llevamos de año asesinadas en manos de sus parejas o exparejas.

El taller previo a la representación, igual que la propia performance, se basa en el papel que ejerce el arte, medio de expresión universal, en la prevención y promoción de la salud o en el manejo de las enfermedades. El pensamiento científico se ha separado clásicamente del artístico y, sin embargo, ambos pueden resultar complementarios. Y este enfoque puede ser utilizado igualmente en la respuesta frente a la violencia de género, tal y como aquí lo defienden.

La performance tuvo lugar en el marco de los coloquios Josep Miquel Vidal, cuando se cumplen 10 años de su muerte; fundador, entre otros, de la «Enciclopèdia de Menorca» o del IME, institución que está detrás de la Escola de Salut Pública, de la que fue gran promotor. Y de la misma forma, destacó por su visión humanista de la ciencia.

El apunte

La dirección escénica del médico contratenor

El director escénico gallego Christian Gil Borrelli, médico salubrista, doctor en salud pública y en áreas de trabajo como la prevención del VIH, explica que la idea del taller surgió interpretando como contratenor profesional esta ópera. Fue en el papel de Orfeo cuando se dio cuenta del personaje machista que significaría hoy, con sus ademanes encantadores, seductor, y sin que la sociedad se diera cuenta. Así es como vio las posibilidades que tenía esta ópera como espacio de reflexión y cocreación; permitiendo a los profesionales de la salud lugares de trabajo diferentes a los habituales, que abren a una nueva forma de sentir y de pensar.

Los 17 sanitarios que han participado en el taller y en la performance provienen de distintos ámbitos, si bien todos se caracterizan por la dificultad de gestión de circunstancias duras de pacientes, como la violencia de género, con emociones que después ellos también tienen que aprender a gestionar. En este sentido, no cabe duda de que involucrarlos en el proceso creativo, interviniendo en el arte, tiene una función también sanadora.