Sergi Anglada, Otilio Fernández y Luis Gomila tienen muchas cosas en común, pero hay una que les une por encima de todas ellas, su pasión por el mar. Un medio del que disfrutan a través del deporte (los tres practican surf) y que además les sirve para ganarse la vida. Anglada es patrón de una embarcación de recreo, Fernández es percebeiro y Gomila dirige una empresa de paddle surf.
Durante sus reuniones invernales para coger olas en la costa de Menorca, los tres amigos se dieron cuenta de cómo el problema de la invasión de plásticos es un mal que sigue creciendo. Es por ello que hace cosa de un año decidieron aportar su grano de arena para librar esa batalla con la puesta en marcha de un proyecto. Una iniciativa a la que han bautizado como Arena Neta Beach Family y que está orientada «a crear una comunidad concienciada» sobre la importancia de preservar el medio ambiente.
La filosofía de Arena Neta es muy similar a la de las asociaciones que han ido surgiendo durante los últimos tiempos para acabar con la amenaza del plástico, pero tiene un punto que les diferencia. «Nos gusta ofrecer algo a cambio a los voluntarios que colaboran», explica Anglada. En la última actividad, realizada la semana pasada, recompensaron a sus aliados, como ya habían hecho en otras ocasiones, con una sesión de yoga en la playa de Sant Tomàs antes de iniciar una batida para recoger plásticos. Allí retiraron hasta 30 kilos de material, una cifra que puede parecer pequeña, pero que no lo es tanto porque la gran mayoría de restos que recogieron fueron microplásticos. «Las playas parecen limpias, pero si miras a fondo, no lo están», concluye Anglada.
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