El acusado, junto a la traductora que le hablaba en ruso, en el juicio celebrado ayer en Maó.  | M.J.U.

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Un hombre de 42 años, natural de Ucrania, aceptó ayer la alternativa que le ofreció la fiscal para poder salir de prisión donde hasta ahora cumplía pena preventiva desde el pasado julio como autor del robo continuado de varias bicicletas eléctricas en Maó y otros municipios del levante insular.

Sus antecedentes y la reincidencia en poco espacio de tiempo ya motivaron su ingreso en la cárcel, de la que saldrá en apenas unos días, dado que además se encontraba en busca y captura por otros delitos fuera de Menorca cuando fue detenido en Maó. El hombre, como acordó su abogado, Fran del Campo, optó por la expulsión de España en lugar de los 20 meses de prisión a que fue condenado ayer por la suma de tres delitos de hurto de bicicletas eléctricas en Maó, dos de ellos en grado de tentativa.

Apoyado por las explicaciones de una traductora de ruso, el acusado aseguró que saldrá de España en una semana y fue advertido por el juez y la fiscal, que no podrá volver a entrar en ocho años.

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Varios hurtos

El juicio valoraba los tres hurtos de bicicletas eléctricas cometidos en Maó entre el 14 y el 29 de julio, que sucedían a varios más, también de patinetes eléctricos, de los que también había sido acusado.

Por los dos hurtos en grado de tentativa, fue condenado a 5 meses de cárcel o a cumplir 150 días de trabajo solidario. Por el de hurto consumado, el castigo fue de 15 meses y un día de prisión. La fiscal, en la lectura de sus conclusiones, añadió que esta pena la podía sustituir por su expulsión del país, lo que fue inmediatamente aceptado por el acusado que había llegado al Juzgado Penal de Maó, custodiado por los dos agentes de la Policía Nacional, desde la prisión menorquina.

El ciudadano natural de Ucrania acumula antecedentes penales por delitos de hurto de bicicletas y patinetes eléctricos, aunque el juicio de ayer se refería solo a los tres últimos por los que fue apresado el pasado verano. Uno de ellos lo cometió en el Moll de Llevant, pero fue descubierto por la propietaria de la bicicleta cuando ya había roto el candado. El segundo fue en un parking privado de la calle Josep Maria Quadrado donde se apropió de otra bici y varios accesorios que intentó vender en una tienda de la misma calle y pudo ser recuperada por su dueña ya que en el comercio dieron aviso a la Policía, y el tercero en la calle Sant Pau, que sí consumó aunque fue recuperada por los agentes.