Gemma Guitart es la forense de los juzgados de Maó desde hace diez años.  | Katerina Pu

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Valorar daños corporales derivados de agresiones físicas, lesiones, peleas, comprobar daños    compatibles con las agresiones sexuales, violencia de género, demandas sociales, informes psiquiátricos, estados mentales, incapacidades, internamientos voluntarios, asistencias a juicios... son los cometidos diarios que afrontan las dos forenses que trabajan en la Isla.

«El porcentaje menor del trabajo que hacemos cada día lo forman las autopsias», relata Gemma Guitart, subdirectora en funciones del Instituto de Medicina Legal en Menorca, aunque la gente asocie la medicina forense a las necropsias.

La doctora natural de Sagunto ha cumplido ya diez años de ejercicio en la sede judicial de Maó. Junto a su compañera, Jésica Abadías, en Ciutadella, y la técnica de autopsias, forman el cuerpo forense en la Isla. Sin tratarse de una dotación escasa, «sinceramente sí es insuficiente cuando la población se triplica en verano». En Mallorca son 17 y en Eivissa 4, el doble de las que hay en Menorca.

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Guardia las 24 horas al día

Las dos médicas se alternan semanalmente de guardia las 24 horas al día, pero «cuando la técnica está de vacaciones, las dos forenses tenemos que estar en las autopsias, porque siempre ha de haber dos profesionales durante la necropsia».

Las autopsias propiamente dichas no siempre resultan clarificadoras en un primer momento. «Realizamos un informe preliminar a partir de una extracción de sangre, pero en muchas ocasiones es necesario la extracción de vísceras o algún órgano vital para enviarlo a analizar», explica Guitart.

Ámbito social

La elaboración de informes del ámbito social «nos supone mucho trabajo y es quizás el que más cuesta, porque casi siempre es necesario revisar la historia clínica del paciente, por ejemplo, para valorar si está en condiciones de trabajar, o no, y luego remitir el informe al juez, al INSS y a las partes implicadas».

Por otro lado, en función de su experiencia, Guitart subraya que «cada vez se mira más por el bienestar de la persona para decidir si se le asigna una curatela», es decir, una medida de apoyo a una persona que no cuenta con plena capacidad y precisa asistencia continuada.

El apunte

«Insistimos a las mujeres agredidas que mantengan las denuncias»

Las exploraciones a víctimas de agresiones sexuales o de violencia de género son frecuentes en el trabajo de las forenses. «Acudimos al hospital, bien porque el mismo centro activa el protocolo, o porque antes han denunciado la agresión», explica Gemma Guitart. Sin embargo, en muchas ocasiones esas exploraciones no tienen recorrido, porque la víctima retira la denuncia. «Por eso les insistimos para que las mantengan», al objeto de acentuar su seguridad inmediata. De las nueve agresiones sexuales de este año, dos no denunciaron a sus agresores.