La mujer, en el interior de la lancha junto a su familia en la que poco después sufriría el grave accidente | S.M.

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Maria Sánchez Simó es una de las víctimas de la falta de control que impera en los puertos de la Isla para atajar la temeridad de algunos patrones que se alejan del sentido común y la prudencia cuando navegan en ellos. La mujer, de 51 años, residente en Maó, se mantiene convaleciente de la fractura de la vértebra L2 que sufrió el pasado viernes, 11 de agosto, cuando disfrutaba junto a su familia en la bahía de Fornells.

Era el primer día de los cinco en que iban a recorrer la costa con una lancha de alquiler con patrón. Dado que soplaba el viento del norte, aconsejados por la empresa de alquiler, pasaron la jornada recorriendo el interior de la dársena de Fornells. Cuando ya se dirigían al pantalán para amarrar la embarcación, sobre las 16.30 horas, en una zona que ya no se considera portuaria, entre el espigón y el Castell de Sant Antoni, otra lancha mayor «pasó a escasos 5 metros de la nuestra, a gran velocidad en sentido contrario hacia la salida del puerto», relata Maria. La mujer pudo sujetarse en la primera ola violenta que provocó la embarcación pero no en la segunda. «Caí hacia atrás con un mal gesto y sentí un dolor brutal que me hizo chillar», recuerda.

El dolor no remitía, por lo que de inmediato sus familiares llamaron a Emergencias y poco después una ambulancia la trasladaba al Hospital Mateu Orfila. «No me podía mover y cuando llegamos al hospital tras las primeras pruebas evaluaron mi traslado a ‘Son Espases' por una posible afectación medular». Finalmente permaneció un día sin poder ingerir alimentos y un total de cinco ingresada, tres en observación y dos en planta. Protegida con un corsé para evitar movimientos, deberá estar 90 días de baja.

Ya en su domicilio ha contactado con el puerto de Fornells solicitando si existen cámaras que permitan identificar a la lancha que provocó el accidente con el propósito de presentar una denuncia, «pero no las tienen, y nosotros tampoco pudimos apuntar su matrícula en aquellos momentos de confusión». Se pregunta Maria «cómo es posible que exista este descontrol total, que no haya cámaras ni tampoco ninguna embarcación de vigilancia en el puerto y que la gente cometa estas imprudencias».

La única opción que le ofrecieron en la rada de Fornells, gestionada por Ports IB es que acudiera a la Guardia Civil, pero no lo ha hecho porque no sabe a quién acusar.

El hospital atiende a 20 personas al año por lesiones en la navegación

La navegación por el mar a velocidades elevadas provoca anualmente que unas 20 personas lleguen a precisar atención e ingreso en el Hospital Mateu Orfila por diferentes dolencias en la espalda, según datos hospitalarios citados por IB3.

Los saltos de estas barcas cuando se enfrentan al oleaje, si el patrón no está muy experimentado, pueden ocasionar lesiones graves en quienes tripulan la misma embarcación y navegan sentados. Fue el caso de la mujer herida la pasada semana en Fornells, aunque en esta ocasión el accidente se debió a las olas de otra lancha a demasiada velocidad. Es conveniente incorporarse levemente del asiento cuando la lancha encare la ola para evitar el salto brusco.

El apunte

Ports precisa que no hay límite de 3 nudos donde pasó el accidente

El accidente provocado por el oleaje de una lancha al pasar demasiado cerca de otra de menor tamaño se produjo fuera de la considerada zona portuaria en la que la velocidad máxima permitida es de tres nudos. Al contrario de lo que suceden en el de Maó, donde ese es el límite desde la bocana hasta la colársega, desde Ports han señalado que en el lugar donde ocurrió, entre el Castell de Sant Antoni y el espigón identitario de la bahía, ya no hay límite de velocidad establecido, pero debe aplicarse el sentido común y la prudencia que debe observar cada patrón, lo que no sucedió en este caso al navegar demasiado rápido cuando otra barca más pequeña estaba cerca.

La infraestructura de Ports IB en la dársena de Fornells no cuenta con radares ni cámaras de vigilancia hacia el mar, tampoco con barca de control y vigilancia. Normalmente operan dos embarcaciones que cuidan de que barcas y lanchas no fondeen en zonas de posidonia, y una más privada para actuar sobre las boyas que delimitan los espacios. Desde la rada de Fornells señalan que la embarcación de la Guardia Civil tampoco se deja ver para realizar este tipo de controles.