El acusado escucha la sentencia en el juicio de ayer. | M.J.U.

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El 1 de diciembre de 2016, un joven de nacionalidad española, de 25 años, originario de Ecuador, conducía en estado ebrio por el centro de Maó. Poco antes de las 5 de la tarde golpeó por detrás otro coche en la Avenida Vives Llull. No se detuvo entonces y apenas media hora después, cuando pasaba por la Plaza Explanada perdió el control de su vehículo, un Seat Córdoba, para acabar subido a una isleta. Derribó una señal de tráfico y tuvo la fortuna de no hallar ningún peatón a su paso.

El joven conducía sin licencia porque ya le había sido retirada por los mismos delitos -hacerlo sin carné y ebrio- dos meses antes. En esta ocasión dio una tasa de 1,05 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, es decir que superaba el cuádruple de la permitida.

En el juicio celebrado ayer en el Juzgado Penal de Maó, su abogado y el fiscal pactaron un acuerdo de conformidad que le permitió rebajar la condena por los dos delitos contra la seguridad del tráfico por conducir bebido y por hacerlo sin carné. De todas formas, dada su reincidencia, el acusado acabó aceptando la pena mínima que le supuso su ingreso posterior en prisión para cumplir cuatro meses de castigo por el primero de ellos y tres meses más de prisión por el segundo, que sustituirá por realizar 60 días de trabajo en beneficio de la comunidad.

El fiscal consideró el atenuante de toxifrenia para rebajar la condena que el joven aceptó. Además deberá indemnizar al Ayuntamiento de Maó con 68,25 euros, cantidad que ya había consignado antes del juicio, por los desperfectos en la isleta en la que derribó la señal. El dueño del Toyota al que golpeó por detrás renunció a los 491 euros de la indemnización que ya había percibido del seguro.

Una vez cumpla las condenas, el hombre estará privado del carné de conducir durante dos años y ocho meses, lo que implica la pérdida definitiva de la licencia. Transcurrido este tiempo deberá volver a examinarse si pretende conducir de nuevo.