Para estudiar los conceptos políticos y sociales

J.C.
Madrid
Las palabras significan lo que significan, claro está, pero tal vez no esté tan claro que las cosas sean así, porque eso cambia (no radicalmente, pero sí en abundantes matices) con ciertos colectivos y, sobre todo, en las distintas épocas. ¿Acaso la palabra democracia lleva la misma carga para todos y ha sido entendida de la misma manera a lo largo de los siglos? O revolución, o ejército, o España, o progreso? Con el paso del tiempo moldeamos los significados, los empequeñecemos o agrandamos, los connotamos positiva o negativamente, y hasta los violentamos de tal forma que les hacemos decir lo contrario de lo que siempre se creía que significaban.
Estudiar esta evolución de los significados tiene su importancia, porque nos ayuda a situar las palabras en el contexto concreto de cada época y a entender en qué sentido eran empleadas en su momento. En esta línea de investigación se sitúan los trabajos de Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes, que ya abordaron el estudio de los conceptos que se manejaban en tiempos pasados en su "Diccionario político y social del siglo XIX español" (2002) y que ahora han entrado a calibrar los que han estado vigentes (con las lógicas fluctuaciones según los regímenes políticos imperantes) en la España del siglo pasado: de esta manera ha surgido su continuación, el "Diccionario político y social del siglo XX español" que, como la obra anterior, ha sido publicada por Alianza Editorial. Ellos han estado al frente de un nutrido grupo de especialistas entre los que se cuentan José Álvarez Junco, Andrés de Blas, Mercedes Cabrera, Emilio La Parra, Gregorio Peces-Barba, Germán Rueda y Patxo Unzueta.
Su tesis es que las experiencias políticas dejan su huella en el lenguaje, "huella que el historiador puede rastrear y tratar de interpretar" y que, "a través del uso estratégico de ciertas palabras, los actores pretenden modificar los estados de cosas en un sentido favorable a sus propósitos". El resultado, muy logrado, está a la altura de esas pretensiones.