Bebidas alcohólicas también en recintos cubiertos, como el pavelló de Ciutadella, ayer tarde.    | Gemma Andreu

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Muchos de los clubes menorquines de fútbol que ocupan instalaciones de titularidad municipal han hallado en el alquiler de locales o espacios de los recintos deportivos otra importante fuente de ingresos con los que cubrir su presupuesto, pese a que no exista licencia para este tipo de actividades.

Rentan estos espacios, normalmente situados de forma paralela, detrás de los terrenos de juego o en los propios bares del campo, para la celebración de barbacoas, paellas o cualquier celebración ajena a la propia entidad en la que, por tanto, no existen restricciones para la entrada del alcohol que se pueda consumir durante estas celebraciones o en sus sobremesas.

Es otra práctica consentida a pesar de que transgrede de alguna forma la Ley del Deporte en función de los beneficios que reporta a la entidad que la realiza. La normativa prohíbe la entrada de alcohol a los recintos deportivos aunque en estos casos la interpretación para eludir su cumplimiento es que la barbacoa en cuestión resulta ajena a la práctica deportiva.

Ingresos

«No causamos ningún perjuicio y generamos unos ingresos que son muy importantes para la labor que hacemos», razona Francesc Cavaller, presidente del Ciutadella CE.

Se da el caso de que estas reuniones culinarias de cualquier de equipo, grupo de amigos o asociación puede coincidir con la disputa de algún partido de competición. Y es ahí donde puede existir un riesgo como lo es el precedente que ocurrió hace unos años.

El mes pasado fue condenado un exjugador de fútbol del desaparecido At. Ciutadella, de la categoría Regional Preferente, por agredir a un hombre que estaba celebrando una barbacoa en el campo de Sant Antoni junto a un equipo benjamín de otro club.

Este hombre, bajo la influencia del alcohol que había ido consumiendo durante la barbacoa, según explicaron varios testigos, increpó e insultó reiteradamente al futbolista durante el partido hasta que este fue expulsado en el minuto 81. Cuando el jugador se dirigía al vestuario, se encaró con el responsable de los insultos y le agredió. Fue condenado el mes pasado a cuatro meses de prisión y a pagarle casi 3.000 euros por las lesiones que le causó.