Un cliente consulta el menú del día en un restaurante de Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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La escalada de precios que está registrando la oferta menorquina de restauración en los últimos años está vaciando los locales de clientela local. El fenómeno preocupa a un sector que se ve atrapado en un dilema que amenaza la supervivencia de muchos establecimientos. Por un lado, tienen que repercutir en los platos la inflación desbocada que viene sufriendo la materia prima y los suministros y hacer frente al incremento de los costes laborales. Por otro, sin demasiado margen de maniobra, ven con inquietud como el coste del servicio resulta cada vez más prohibitivo para muchas familias que, ante las dificultades para llegar a final de mes, reducen al mínimo los gastos extraordinarios.

«La restauración se está convirtiendo en un lujo, los residentes ya no pueden ir alegremente a comer o a cenar fuera como antes, es un problema grande para el sector», advierte José Bosch, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería y Restauración de Menorca, quien señala el riesgo de que esta dinámica termine dejando por el camino los restaurantes que apuestan por ofrecer platos asequibles. «Se va a perder la restauración más económica. Al cliente que está dispuesto a pagar 120 euros no le importa demasiado pagar 150», explica, pero el aumento de precios puede resultar crítico para el resto de clientela.

Los restauradores están notando un descenso del poder adquisitivo de los clientes habituales, hasta el punto de que dejan de serlo. «La gente hace lo que puede con lo poco que le queda a final de mes», lamenta Antoni Sansaloni, presidente de la Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes, quien explica las pocas alternativas que el aumento de los costes deja al sector. «La subida de la materia prima la nota cualquiera cuando va al supermercado. Suben los alimentos, sube la luz, suben los salarios… Todo eso tiene que trasladarse al plato».

La tendencia no solamente afecta a los residentes, reduciendo el atractivo que puede tener para los empresarios mantener su actividad en los meses de temporada baja. También se ha notado con fuerza en la última temporada turística en una parte de los visitantes, sobre todo turistas españoles, los más afectados por una espiral inflacionista con especial incidencia en España.

Sansaloni advierte en ese sentido que «estos precios solo se los puede permitir el turismo europeo, el cliente nacional y el local no va a poder». El riesgo, apuntan desde el sector, es que esta tendencia se retroalimente, propiciando la consolidación de una oferta dirigida a un cliente de mayor poder adquisitivo y concentrada en los meses de la temporada turística.

La región más cara

Los elevados precios de la restauración centran en los últimos años buena parte de las opiniones negativas que recogen los establecimientos menorquines. El año pasado la Confederación Empresarial de Hostelería de España publicaba un estudio comparativo sobre el precio de los menús del día y situaba Balears como la Comunidad Autónoma más cara. Concluía que el precio medio de los menús más asequibles ya alcanzaba los 16 euros tras un incremento de casi un 20 por ciento en apenas seis años. Las perspectivas para 2025 apuntan a un recrudecimiento de los costes del negocio y, en consecuencia, de los precios para el público.