Joan Huguet ha apartado el debate en torno a la conveniencia de su elección como conferenciante del acto institucional de Sant Antoni, en el Consell, debido a su posición política muy afín a la derecha. El abogado, que también ha sido presidente del Consell en su dilatada trayectoria política, ha dictado un discurso didáctico que ha repasado el origen de la institución insular, su evolución, especialmente a partir de la reforma del Estatut en 2007, para cuyos ponentes ha solicitado un reconocimiento, y ha acabado fijando el encaje de la esencia menorquina en un mundo global, como rezaba el título de su ponencia.
Cree Huguet que la Isla, en un planeta cada vez más interconectado y digital con las estructuras tradicionales de poder reconfiguradas, «tiene la oportunidad de consolidarse como referente de equilibrio económico, calidad de vida y preservación del patrimonio». Su grandeza está «en la capacidad de sus habitantes para protegerla». Para ello, ha propuesto la integración de los sectores productivos, culturales, sociales y económicos. Ha pedido declarar el agrícola y ganadero como estratégico y ha estimado necesario apostar por un renacimiento industrial. La bisutería y la artesanía pueden y han de renacer, ha dicho, «con una producción personalizada con inteligencia artificial, la revalorización del ‘Made in Menorca’ y los ecosistemas de innovación colaborativa».
Ha admitido, no obstante, que lo que define el presente y futuro de Menorca es el turismo, «pero representa un riesgo si no se gestiona con responsabilidad», sin caer en el error de la masificación «que degrada los recursos y disminuye la calidad de vida de sus habitantes». Ahí se ha sumado a la apuesta general por el turismo de calidad y la diversificación del sol y playa. «La protección ambiental no solo es un deber ético, también una estrategia de gran valor económico a largo plazo», ha razonado. Ha insistido en que la integración de la tecnología en la agricultura, turismo e industria «puede generar un modelo económico competitivo y sostenible», marcando los 10 próximos años como cruciales para la Isla.
La coexistencia del binomio entre gobiernos y tecnología le ha llevado a preguntarse quién manda realmente en el mundo, lo que exige un replanteamiento de los equilibrios tradicionales. «Los estados han de reforzar su capacidad de cooperar para evitar que el poder tecnológico supere el marco democrático». Las corporaciones tecnológicas controlan plataformas que muchas veces «distorsionan la percepción de la realidad en función de sus intereses».
Como retos a abordar sin titubeos por el Consell, ha nombrado la simplificación de los trámites administrativos y mejorar sus competencias. El Consell debe reivindicar las de recursos hídricos y medioambientales, ha destacado, como prioridad para el problema de la falta de agua.
En su referencia al contenido religioso de Sant Antoni como fiesta que distingue la personalidad diferenciada y homogénea de Menorca, Huguet ha dicho que lo que nos tiene que importar es la reafirmación de la identidad de pueblo. «Desde la conquista de Alfonso III en 1287 hasta la creación del Consell, Sant Antoni encierra siglos de transformaciones que han forjado una identidad única» a preservar ante las fuerzas de la modernidad. «Lo que nos define no nos aísla sino que nos conecta», ha señalado.
Larga ovación al ponente y ausencia de Medrano en una sala con poco público
Joan Huguet recibió una larga ovación, incluida la oposición, en un acto que contó con escasa presencia de público pero con la mayoría de políticos de la Isla que tenían que estar. La representación del Govern la asumió el conseller menorquín Juan Manuel Lafuente. Entre la corporación insular faltó la consellera de Vox, Maite de Medrano, por enfermedad. La expresidenta, Joana Barceló, no pudo asistir por el fallecimiento de su madre. Tampoco estuvieron los alcaldes de Es Mercadal y Es Migjorn.
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