Adolfo Vilafranca posó este lunes para «Es Diari» frente a la sede del Consell en la plaza de la Biosfera de Maó | Gemma Andreu

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El equipo de gobierno liderado por Adolfo Vilfranca consiguió aprobar en el pleno de diciembre su primer presupuesto insular, pese a no poder contar con el voto favorable de Vox, y tras una sesión polémica, en la que el PP se sirvió de la ausencia de dos consellers del PSOE. A pesar de ello, Vilafranca se muestra dispuesto a seguir trabajando con Vox para sacar adelante sus iniciativas.

¿Por qué no fue posible el acuerdo con Vox para el presupuesto?

—Nosotros pensábamos que tendríamos el voto favorable de Vox una vez normalizadas las relaciones con ellos, y lo creíamos hasta el último minuto, aunque es verdad que no teníamos el sí garantizado, pero tampoco había ninguna manifestación de cosas que no gustasen. Tuvimos la esperanza de que el sí se mantendría hasta el final, más que nada porque la alternativa era prorrogar el presupuesto de Podemos, Més y PSOE. Pero no fue así.

¿Hubo negociación?

—Nos reunimos con Maite de Medrano varias veces para explicarle el presupuesto partida por partida. Y dijimos que estábamos abiertos a incorporar peticiones.

¿Se hicieron peticiones concretas por parte de Vox?

—Se hicieron algunos comentarios, pero no llegamos a recibir ninguna petición formal por su parte.

¿Cuando aplazó el pleno de los presupuestos, ya sabía que Vox votaría que no?

—Se desconvocó por una cuestión organizativa, pero no fue por el tema del acuerdo.

¿Se aprovechó la ausencia de Robsy para convocar el nuevo pleno?

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—En la comisión de portavoces se comentó que un conseller no estaría, pero no sabíamos dónde estaba, ni si podría venir. Hubiera sido muy arriesgado fiarse de que no se presentaría en el pleno, y nosotros no jugamos esta carta.

¿No hubo premeditación?

—No, porque pensábamos que tendríamos el voto favorable de Vox y este era nuestro objetivo.

Robsy le acusó de no dejarle votar de manera telemática.

—Esto es demagogia. Los políticos tienen que actuar con arreglo a la normativa y en este caso hay un informe de la Secretaría que dice que lo que pedía Robsy no se podía hacer, y yo resolví en base al informe de la funcionaria. Lo contrario sería prevaricar.

¿Descartan seguir intentando pactos con Vox?

—No, todo lo contrario. La relación con Vox ha sido buena y fluida, y esperamos que más allá del voto de De Medrano en el presupuesto, que pudo estar condicionado por cosas que pasaban fuera de Menorca, podamos llegar a un entendimiento para que la Isla avance. La relación personal es buena, y no hay ningún impedimento para llegar a pactos en temas concretos.

¿Y con la izquierda se pueden alcanzar acuerdos?

— Lo que hemos visto hasta ahora es que la izquierda hace propuestas más destructivas que constructivas. No les interesa llegar a acuerdos y solo quieren bloquear las cosas. Por ello, el único camino que vemos posible es el de Vox.

Ustedes dijeron que apostaban por un gobierno de perfil técnico, pero parece que los nombramientos de Juana Mari Pons como directora insular de Promoción Turística y Fondos Europeos y de Joan Benejam como director insular de Servicios Generales responden a un perfil más político.

—No estoy de acuerdo, porque Joan Benejam es economista y tiene un perfil técnico idóneo y, además, tiene experiencia de gestión en el Ayuntamiento. Por su parte, Juana Mari Pons también tiene una experiencia importante, y puede reforzar una área como la de los fondos europeos, donde la relación con las administraciones es importante.