Pocas veces ha costado tanto alquilar una vivienda en Menorca, pero los empadronamientos no dejan de crecer. | Josep Bagur Gomila

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El empadronamiento repunta en Menorca en un momento de especial dificultad de acceso a la vivienda. Un contrasentido al que la Policía, la administración y las entidades que atienden a los inmigrantes intentan hallar una explicación.

La reciente sanción impuesta en Ciutadella por la unidad de extranjería de la Policía Nacional a un hombre que tenía empadronados en su casa a 12 peruanos en situación irregular ha alertado de un fenómeno creciente, del que incluso se intenta hacer negocio.

Los residentes siempre pueden alojarse en casa de un familiar si no hallan dónde vivir, pero quien llega de fuera sin recursos ni conocidos no lo tiene fácil. Ahora mismo no hay en el mercado ninguna vivienda que se pueda alquilar en Menorca por menos de 600 euros al mes, un precio inaccesible para muchos bolsillos, sobre todo si se es inmigrante y sin empleo.

«Estoy convencida que se está empadronando irregularmente», dice la tercera teniente de alcalde de Ciutadella, Carla Gener, quien confirma, no obstante, que los ayuntamientos están atados de pies y manos en este sentido. «Todo el que cumple los requisitos hay que empadronarlo porque, básicamente, todo el mundo tiene derecho a ser empadronado», concluye.

Basta acudir al ayuntamiento en compañía del dueño o con una autorización firmada por su parte, enseñar el contrato de alquiler y el último recibo para que se te inscriba como residente en aquel domicilio, con todos los derechos que ello comporta.

El problema surge cuando se multiplican las altas en una misma vivienda, una práctica que las oficinas de atención ciudadana en las que se inscribe a los nuevos empadronados apenas pueden controlar a no ser que se revisen las listas de oficio. Gener ordenó una revisión en el mandato anterior, tras la pandemia, «y detectamos casos, pero no tantos como presumía».

La Policía Nacional anuncia que este otoño seguirá en Ciutadella con la ronda de inspecciones por domicilios «para determinar el nicho de población que facilita dichas conductas contrarias a la Ley de Extranjería». Este diario ya informó de la existencia de un mercadeo lucrativo y fraudulento que llega a pedir hasta 300 euros por cada inscripción en el padrón.

La Federación de Entidades Locales (Felib) ha pedido a los ayuntamientos que adviertan a los propietarios que empadronar a personas sin permiso de residencia puede acarrear multas de hasta 10.000 euros.

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Además, el Código de la Vivienda de Balears anima a las administraciones locales a tomar medidas para «erradicar la sobreocupación de las infraviviendas» (cuevas y autocaravanas) para potenciar la incorporación de estas personas al mercado de trabajo.

Las cédulas de habitabilidad limitan de por sí el número de personas que pueden cohabitar. En una vivienda sin habitaciones solo puede haber dos inquilinos y, en el resto, se permite que haya entre uno y tres moradores por cuarto en función de si éste tiene al menos 5 o 12 metros cuadrados. Sobrepasar este umbral máximo vulnera la ley y, si es detectado, comporta un procedimiento sancionador.

Pero hay casos que sí son aceptados. Los Servicios Sociales municipales velan especialmente por inscribir aquellas familias vulnerables o con niños para escolarizarlos y garantizarles así asistencia médica.

Claro que, al tratarse de una Isla, también hay otro factor que sigue alentando empadronamientos irregulares: el descuento de residente.

El alcalde de Es Mercadal, Joan Palliser, sospecha que el repunte de empadronamientos en la costa norte no responde tanto a factores sociales y de inmigración como a la picaresca de propietarios de segundas residencias que aprovechan el descuento para viajar con más asiduidad o teletrabajar.

Antoni Tudurí, vecino de Es Castell, se sorprendió al reempadronarse tras varios años fuera. En su casa seguían viviendo, oficialmente, tres personas. Eran los últimos inquilinos a los que había alquilado la vivienda. El ayuntamiento lo desconocía.

Dar de alta a ‘okupas’, cuevas y caravanas

La ley obliga a los ayuntamientos a empadronar hasta a los ‘okupas’ que se han adueñado de una propiedad para vivir. Así ocurre, por ejemplo, en Es Mercadal, donde los famosos ‘okupas’ del complejo de apartamentos de Ses Canaletes en Son Parc, que luego se instalaron en otro chalé de Coves Noves, figuran debidamente inscritos en el padrón. «Si son familias con hijos escolarizados y con médico asignado, no se les puede denegar el empadronamiento», dice el alcalde Joan Palliser.

Desde 2020, a raíz de la pandemia, el Gobierno impuso que también «deben figurar como domicilios válidos en el padrón» quienes residan en «infraviviendas»: chabolas, cuevas o caravanas. Incluso hay que inscribir a los sin techo.

Las claves
  1. Ciutadella da de baja a 88 personas mal empadronadas, un 57% más

    El Ayuntamiento de Ciutadella ha dado de baja en lo que llevamos de año a 88 personas que habían sido incluidas en el censo de forma indebida, es decir, que estaban mal empadronadas. Se trata de una cifra significativamente más alta (un 57 por ciento más) que la de todo el año pasado, en que solo se registraron 56 bajas por inclusión indebida. El Consistorio también ha tramitado la baja de 31 extranjeros no comunitarios por no haber renovado la documentación y de 671 personas que habían cambiado su residencia sin comunicarlo. El año pasado la cifra de bajas por no residir en el domicilio que figura en el padrón fue el doble, 1.326. Con todo, la cifra total de altas, 1.770, duplica el número de bajas contabilizadas hasta septiembre, 886. No en vano, Ciutadella sigue siendo el municipio más poblado, con 31.669 habitantes a 1 de enero de 2023. El año pasado hubo 2.293 altas y 1.620 bajas.

  2. Maó registra casi 3.000 altas en un año, la cifra más alta de la Isla

    El Ayuntamiento de Maó certificó el año pasado 2.929 altas en el padrón municipal de habitantes, la cifra más elevada de todos los ayuntamientos de Menorca. En los nueve primeros meses de este año ha sido la segunda población, tras Ciutadella, que más altas ha registrado hasta finales de septiembre, un total de 2.093. La última cifra oficial de habitantes en Maó es la de 1 de enero de 2003, aprobada a finales de año por el Consejo de Ministros, que cuantificaba en 30.006 las personas que residen legalmente en el municipio. Como los demás ayuntamientos, Maó ofrece dos vías para empadronarse: presencialmente, en la oficina de atención ciudadana, o de manera telemática, ya sea con PINciudadano o certificado electrónico. También permite expedir certificados históricos para acreditar el domicilio en el que se residía antes.

  3. Es Mercadal ya suma 376 habitantes más que a principios de año

    Es Mercadal tiene empadronadas actualmente 6.826 personas, 376 más que en todo el año pasado y 571 más si se compara el padrón actual con la cifra de habitantes de hace dos años. Es el municipio de Menorca que presenta un crecimiento relativo de población más acusado, del 8’3 por ciento desde 2022. El casco urbano de Es Mercadal es el que más habitantes ha ganado en estos primeros nueve meses del año, 145, al pasar de los 3.163 con que se cerró 2023 a los 3.308 de la actualidad. No obstante, es en Fornells y en las urbanizaciones más grandes de la costa norte donde más se nota el aumento proporcional de población. Fornells ha ganado 72 habitantes desde enero, por lo ya tiene 888 residentes empadronados. El núcleo de s’Arenal d’en Castell también suma 71 habitantes más, para un total de 344, y Son Parc roza los 600, 50 más que hace un año.