La atalaya de Artrutx fue levantada a lo largo del siglo XVI y consta que estaba activa en 1617. Desde entonces, permanece en la costa sur de Ciutadella, actualmente muy deteriorada, por lo que es necesaria su rehabilitación.    | Fotos:D’AURA ARQUITECTURA

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La propiedad del lloc de Sa Marjal Vella proyecta la rehabilitación de la Atalaya de Artrutx, un Bien de Interés Cultural, que goza del máximo grado de protección y que presenta un estado de degradación por erosión que podría comprometer su estabilidad estructural. Ahora, el Ayuntamiento de Ciutadella ha concedido la licencia de obras, para que se lleve a cabo la recuperación de la atalaya.

La atalaya figura con la máxima protección en el Catálogo del Patrimonio Histórico Arquitectónico del plan general de Ciutadella. Es un monumento que, en la antigüedad, integró la red de torres de vigilancia distribuidas alrededor de la Isla, para protegerla de ataques foráneos. Situada a 350 metros en línea recta del mar en la costa sur, entre Cala en Turqueta y Es Talaier, la torre se construyó en el siglo XVI. Según la bibliografía existente, estaba acabada en 1617.

Características y deficiencias

Este edificio medieval es de sección circular, de 6,5 metros, y se eleva 7,5 metros, según figura en el proyecto. Está construido a base de muros de piedra y mortero de 1,25 metros de espesor, y cuenta con una cubierta de piedra, rematada con empedrado. A la planta superior se accede por una trampilla, actualmente con una escalera de hierro. Asimismo, cuenta con elementos decorativos, cuatro piezas de matacán, parcialmente desaparecidas, características de este tipo de fortificaciones.

Según reza el proyecto, la construcción presenta varias patologías. Destacan derrumbes parciales en la estructura cilíndrica y faltan el dintel y parte de las jambas de la puerta de acceso.

El revestimiento de los muros está deteriorado y faltan piezas de la barandilla de piedra que corona la estructura, y en el techo de la sala principal se aprecian varios hundimientos, falta una parte del pavimento y hay fisuras en las paredes interiores.

Cuatro fases

El promotor del proyecto, Fernando Vivó, ha contado para la redacción del proyecto con los arquitectos Núria Ayala y Miquel García, de D’Aura Arquitectura, que han dividido la rehabilitación en cuatro fases. La licencia obtenida es para la primera etapa y el presupuesto estimado ronda los 40.000 euros por cada una de las cuatro fases, según calcula Miquel García.

El edificio «está muy mal», de ahí que lo primero y más urgente es frenar la degradación de la estructura, fruto de la erosión lógica por los siglos que lleva en pie, pero también por actos de vandalismo que ha sufrido.

Para reconstruir la cubierta se utilizará piedra original, recuperada a los pies del monumento, además de mortero de cal. Una vez recuperado el casquete esférico se impermeabilizará la cubierta y se eliminará la vegetación existente.

En la puerta de acceso se restituirá el dintel y las jambas y se solucionarán los derrumbes en la lumbre que hay en el interior, siempre con elementos originales, cuando sea posible localizarlos. Lo mismo se hará con los muros.

Posteriormente se acometerán las otras tres fases. En la segunda se reconstruirán elementos derruidos y se eliminarán unos muros exteriores, añadidos al monumento a posteriori, y se colocará una puerta de acceso, así como un cerramiento para la trampilla de la cubierta.

Por último, en las fases 3 y 4, se resolverán las fisuras en los muros, se restituirá la pieza de matacán que falta y se revestirá el exterior de la atalaya. Finalmente, se renovará el pavimento interior y se revestirán los muros interiores.

Petición del Consell

García señala que la rehabilitación obedece a una petición del Consell, con el fin de recuperar el bien, si bien «ha costado tres años que el Ayuntamiento nos diera la licencia», algo que ha puesto en riesgo la estructura.

Está previsto que, si el resto de licencias se conceden de forma ágil, las obras puedan completarse en año y    medio, teniendo en cuenta que irán asociadas al preceptivo trabajo de control arqueológico por parte del Departamento de Patrimonio de la institución insular.

Igualmente, se va a reutilizar el máximo de material original, depositado junto al monumento, con el objetivo final es «devolverlo a su estado original, basándonos en el boceto que el archiduque Luis Salvador publicó en el ‘Die Balearen’», apunta el arquitecto.