Las Protectoras se organizan para que los animales de los centros de acogida sean cuidados, atendidos y salgan a pasear.  | Katerina Pu

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Puede que a simple vista el abandono de animales no parezca un problema muy común en Menorca, pero las Protectoras de Animales de Maó y de Ciutadella saben que las cifras son importantes. Cada una gestiona un centro de acogida de animales en su ciudad y lucha para concienciar contra el abandono de perros y gatos, una práctica más habitual de lo que parece. En conjunto, en 2023 se abandonaron 271 gatos y 158 perros en la Isla (429 en total). Entre los meses de enero y agosto de este 2024, los gatos abandonados ya suman 234 y los perros, 97, es decir, 331 animales.

Gracias a la gran labor de sus voluntarios, que aparte de ocuparse de los animales de los centros también organizan actividades de concienciación y difusión, las adopciones alcanzan cifras similares: 183 perros y 227 gatos (410 en total) durante el 2023.

El abandono afecta a perros y gatos de toda edad y raza. Por eso, desde las Protectoras recuerdan que tener una mascota no es solo un acto de amor, sino también un acto de compromiso y responsabilidad. A la hora de elegir mascota, más que la raza, hay que tener en cuenta el carácter del animal, su tamaño, el espacio disponible y el estilo de vida de cada familia.

Animales adultos y cachorros

«Adoptar un animal adulto es una gran opción porque ya tiene un carácter formado y es más estable. Mucha gente quiere cachorros porque son más divertidos, pero hay que tener en cuenta que su crianza es más sacrificada, pasan por fases de control de esfínteres, de dentición, hay que educarles correctamente, etc. A veces, en lugar de educarlos entendiendo al animal y dándole herramientas para que se desarrolle de forma equilibrada, lo hacemos mal y creamos problemas de conducta a posteriori. Y luego, hay quien quiere deshacerse del animal por estos mismos problemas de conducta que hemos provocado», afirma Alba Lledó, presidenta voluntaria de la Protectora de Animales de Ciutadella y auxiliar veterinaria formada en psicología canina y felina por vocación.

Para partir de una buena base educativa, Lledó imparte el curso «Cómo entender a tu perro» en la Escuela de Adultos de Ciutadella, y las aportaciones de las inscripciones se destinan íntegramente a la Protectora: «Cuando tenemos hijos leemos libros y nos formamos. Pues con los animales deberíamos hacer lo mismo, en lugar de dar por hecho que somos expertos solo porque hemos tenido animales toda la vida».

También la presidenta de la Protectora de Animales de Maó, Marga Pons, apunta que todavía falta mucha concienciación por parte de la población: «Vemos casos extremos de crueldad animal, de dejadez por lo que afecta a la salud de animales enfermos o viejos, abandono de perros muy jóvenes con problemas de comportamiento… Mucha gente no es consciente de lo que implica tener un animal y de que hay que cuidarlo hasta el final de su vida». También advierte que todavía hay quien compra cachorros sin factura a criadores ilegales o acepta que le regalen animales sin tener garantía de que hayan sido criados de forma equilibrada, «y luego no pueden solucionar los problemas que se originan».

Mejoras en los centros

Desde que las Protectoras asumieron la gestión de los centros de acogida de animales en 2022, las condiciones de vida de los animales han mejorado. Antes los perros no salían cada día a pasear, y los centros cerraban los festivos y fines de semana. Las protectoras han ido organizando grupos de voluntarios para que los animales puedan salir de su jaula dos veces al día. Siempre hay gente que los atiende, limpia, da comida o administra medicación si lo necesitan.

Lledó explica que tampoco había control de dónde iban a parar los animales, «quien quería uno, iba y se lo llevaba». Esto ha cambiado y actualmente los perros y gatos se entregan tras una entrevista para valorar las características del adoptante y ver qué animal encaja mejor. Así se evitan también las adopciones por impulso de gente que no tiene en cuenta el sacrificio, la adaptación y los gastos que hay detrás de un animal.

Cuando los centros estaban saturados, también se sacrificaban animales. «Con la nueva ley de bienestar animal que entró en vigor el año pasado está prohibido sacrificar, pero nosotros hace años que conseguimos una tasa de sacrificio cero gracias al esfuerzo de la Protectora, los voluntarios y el sistema de casas de acogida», añade. Esto último se trata de casas particulares que temporalmente acogen animales cuando no caben en el centro.

En Maó también se han aplicado medidas que han beneficiado a los animales en cuanto a alimentación, tiempo fuera, formación de manadas y atención veterinaria. Además, a propuesta de la Protectora, el Consell Insular ha llevado a cabo una inversión importante en reparaciones urgentes. Y gracias a un convenio con la institución penitenciaria de Menorca, las personas que tienen que trabajar en beneficio de la comunidad ayudan con el mantenimiento de las instalaciones.

Objetivo: ayudar con 1 euro al mes

Las Protectoras son ONG sin ánimo de lucro y todo el dinero que reciben lo invierten en mejorar las condiciones de vida de los animales. Aparte de hacerse socio (en Ciutadella tienen un centenar y en Maó otros 185 particulares y 9 empresas) o voluntario, se puede colaborar con micro donaciones de 1 euro al mes a través de una herramienta online llamada Teaming. «Un euro al mes parece un grano de arena, pero junto con muchos otros podemos hacer montañas; tenemos 200 teamers y es una gran ayuda», asegura Alba Lledó.

El apunte

La dura vida de los gatos callejeros

Los gatos comunitarios, también conocidos como callejeros, son aquellos que, en palabras de Marga Pons, «no son de nadie, pero son de todos». El problema es que la gente los alimenta, pero no los esteriliza, no avisa y siguen reproduciéndose sin control. Alba Lledó también pide «que los gatos siempre se esterilicen. Porque si crían y regalas cachorros, la rueda nunca acaba. Si quieres un gato, puedes adoptar uno, y lo tendrás esterilizado y con el chip puesto», agrega. Ya sea por abandono o porque nacieron así, estos gatos se han acostumbrado a vivir en la calle, pero no son salvajes, necesitan al ser humano para sobrevivir. Y su vida es muy dura: algunos están malnutridos, enfermos, heridos… La nueva ley prohíbe los sacrificios y obliga a controlar la superpoblación con el método CER de Captura, Esterilización y Suelta, algo también complicado con animales tan esquivos.