María Bauzá desarrolló algunas ideas sobre como la IA y la robótica pueden interferir de forma positiva en la atención sanitaria, la salud y los servicios sociales | Gemma Andreu

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«Espero con entusiasmo el día en que en otro foro se pregunte si ya contamos con robots que puedan ayudar a nuestros mayores y podamos responder que sí». Así lo manifestó María Bauzá Villalonga, una ingeniera física de 30 años natural de Ciutadella, que después de siete años en Estados Unidos, ahora trabaja en Londres en un departamento de investigación de Google dedicado a los avances en robótica. Según explicó en su intervención, la IA ha acelerado su avance y la robótica, va detrás, un poco más lenta, pero a punto para dar un salto cualitativo.

Comentó que «no tenemos aún una IA capaz de actuar como un abogado o como un científico sin supervisión, pero sí tenemos una IA capaz de obtener una medalla de plata en la Olimpiada Internacional de Matemáticas, la competición preuniversitaria más difícil del mundo».
María Bauzá se refirió a sus propios hábitos en IA, con el uso, por ejemplo de Gemini, el ChatGPT, Anthropic, etc, para mejorar un texto o para que te ayude ante cualquier pregunta complicada. Defiende que ante las respuestas hay que tener una actitud crítica.

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En su ponencia dejó claro que cada modelo de IA se diseña para llevar a cabo una tarea concreta. Su trabajo en el mundo de los robots consiste en investigar para que la aplicación sea flexible sin que afecte a la precisión de sus trabajos. Explicó cómo llevan a cabo este proceso a través de la simulación de otras funciones, con técnicas de transferencia y de lo que se llama la «destilación» en la que mediante imágenes hiperrealistas se consiguen las respuestas robóticas adecuadas.

Ayudar a los mayores

María Bauzá desarrolló algunas ideas sobre como la IA y la robótica pueden interferir de forma positiva en la atención sanitaria, la salud y los servicios sociales. Sobre todo los países occidentales se enfrentan a un especial reto demográfico, con la inversión de la pirámide de población, en que los grupos mayoritarios serán los de mayor edad. Defiende con entusiasmo la posibilidad de que los robots pueden ser en el futuro una gran ayuda para las personas mayores. «Muchas familias agradecerían poder contar con una ayuda así». Añade que «hay trabajos que son agotadores y resulta difícil encontrar a personas que puedan dedicarse a estos trabajos a cualquier hora del día». Cree que la Isla ya es considerada por muchos «un oasis de salud y relajación» y el reto es «no quedarnos rezagados en IA».