Sin descanso. En la urbanización de Son Parc, en Es Mercadal, algunas obras han provocado las quejas de los residentes. Denuncian que el incumplimiento de las ordenanzas del Ayuntamiento les impide descansar, especialmente en verano | Josep Bagur Gomila - Josep Bagur Gomila

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Muchas veces se describe Menorca como la Isla de la calma, y son muchos los visitantes ocasionales y los propietarios de segundas residencias que llegan a ella buscando paz y tranquilidad, aunque no siempre es lo que encuentran, y no precisamente por culpa de la masificación. Y es que cada año, especialmente en verano, los ayuntamientos de la Isla reciben quejas de turistas y residentes por las molestias que provocan los ruidos generados por las obras, sobre todo cuando se emplea maquinaria pesada.

A pesar de la importancia que tiene la actividad turística para la Isla, cinco de los ocho municipios menorquines permiten en sus ordenanzas los trabajos más ruidosos en los meses álgidos de la temporada, aunque con un horario reducido que no siempre se cumple, lo que muchas veces obliga a intervenir a las policías locales.

Obras ruidosas en Es Mercadal

Esto es lo que ha sucedido este verano en Es Mercadal, donde un vecino ha denunciado las obras de construcción de una promoción de chalés en la urbanización de Son Parc. Precisamente, este municipio es uno de los que prohíben totalmente el uso de maquinaria pesada durante los meses de julio y agosto, algo que según asegura el vecino, y el Ayuntamiento ha podido verificar, no se estaba cumpliendo. Además, el denunciante señala que las obras no respetaban el horario permitido, empezando en ocasiones a las seis de la mañana, lo que impedía el descanso de los vecinos. Esta situación, según refiere, se ha prolongado por más de un año, incluidos los fines de semana. Por todo ello, desde el Consistorio se ha levantado acta y ahora se está tramitando la denuncia.

En este sentido, la concejala de Urbanismo de la localidad, Helena Vílchez, lamenta que «durante el tiempo que transcurre entre que la policía acude al lugar para levantar el acta y se tramita la denuncia, las grandes empresas a menudo siguen trabajando, porque juegan con los tiempos». Además, señala que «la actual ordenanza del Ayuntamiento está un poco desfasada y es necesario actualizarla, porque se establecen sanciones para las cuales a una empresa grande le sale más a cuenta pagar y seguir con sus tareas».

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La concejala de Es Mercadal también explica que la norma es muy poco específica en cuanto a lo que se puede hacer y lo que no. «Se habla de maquinaria pesada en general, pero una radial puede hacer mucho más ruido», añade.

Un problema muy extendido

El problema de las quejas por los ruidos de las obras afecta también al resto de municipios de la Isla. En el caso de Ciutadella, por ejemplo, desde la Policía Local señalan que durante este año han recibido 36 avisos de ciudadanos que protestaban por el exceso de ruido relacionado con los trabajos de construcción. Fruto de estas quejas, se han levantado ocho actas de denuncia por parte del Ayuntamiento, aunque aseguran que muchas veces el problema se resuelve con un simple aviso.

Del total de quejas recibidas en Ciutadella, 21 corresponden a los meses de mayo, junio y mitad de julio, lo que evidencia que este tipo de molestias aumentan en verano. Solo en este último mes, y a falta de los datos finales, la policía de la ciudad de Ponent ha recibido una decena de quejas. Desde la Policía Local también refieren que la mayoría de intervenciones están relacionadas con obras que cuentan con la correspondiente licencia, pero que inician la actividad antes del horario permitido. «En Ciutadella, en julio y agosto se pueden realizar tareas de carácter menos ruidoso a partir de las ocho de la mañana, pero hay gente que comienza a las siete», apuntan.

Por su parte, la Policía Local de Maó ha recibido, durante los meses de junio y lo que va de julio, 24 avisos por el ruido provocado por las obras, aunque solo dos de ellos se han convertido en una denuncia. Por ello, desde el Ayuntamiento aseguran que en la mayoría de ocasiones basta la visita de la Policía Local para que las molestias cesen.

El problema de las quejas por los ruidos de las obras también afecta a los municipios más pequeños, como Ferreries. El jefe de la Policía Local de este pueblo, Jesús Pieres, calcula que a lo largo del año reciben unos 15 avisos relacionados con la actividad constructora, aunque suelen concentrarse en los meses estivales. «Las quejas son más habituales en verano, sobre todo si las obras son en Cala Galdana, porque hay más turistas», señala. También corrobora que la mayoría de denuncias responden a que los trabajos se realizan fuera del horario permitido.