El senador Marqués y el secretario general del PSOE Alaior, Toni Perea, coincidieron en mesa. | Katerina Pu

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Sea por la reiteración de tantas citas electorales, porque el buen tiempo y la aparición del verano sugieren otras alternativas para el domingo o, simplemente, porque las europeas no tienen el mismo tirón entre la ciudadanía que las autonómicas o las generales, lo cierto es que la participación en los comicios europeos también se desplomó este domingo en Menorca.

Ha sido, además, una jornada plana, con incidencias mínimas de principio a fin, más allá de algunas quejas de interventores de partidos políticos, dirigidas a la junta electoral de zona, por desigualdades en los numerosos montones de papeletas, o ciertos despistes con la documentación presentada para votar.

La sensación primera en la apertura de los 33 colegios electorales que reunían las 105 mesas fue contraria al desarrollo posterior del día. «Un cuarto de hora antes de que abrieran había cola en la calle», comentaba una policía local frente al de s'Arraval, en Maó, una escena que se repitió en otras sedes de la Isla.

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Quejas porque había montones con más papeletas que otros.

Como suele ser habitual el inicio congregó a muchos votantes de mayor edad para ejercer su derecho. La junta electoral tomo nota de las ausencias de un buen número de miembros de mesas, entre ellos cinco presidentes de Maó. Esos cambios obligados no impidieron que todas las de la Isla se constituyeron sin novedad a la hora prevista. Los suplentes, por tanto, dejaron de serlo. Fue el caso del senador por Menorca, Cristóbal Marqués, que era primer vocal sustituto y tuvo que ocupar su puesto en la mesa durante todo el día en el Espai Rotger, de Alaior.

En Maó, un votante acudió a su mesa con la denuncia de la Policía Nacional por pérdida del DNI. Ese documento le autorizó para que pudiera votar mientras que al menos uno más lo hizo con el carné de conducir porque había olvidado el de identidad.

Quejas por un presidente en Sant Lluís

El cierre de las mesas se desarrolló con la misma normalidad aunque en una mesa de Sant Lluís se hizo constar en acta la protesta de los apoderados por la actitud de su presidente al considerarla fuera de lugar por sus constantes movimientos y sus comentarios en voz alta sobre otros partidos.