Los médicos internos residentes completan su formación con cuatro años practicando su especialidad | ARCHIVO

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No va a ser con la incorporación de Médicos Internos Residentes a la sanidad menorquina que se ayude a resolver este año la falta de dotación en la especialidad de medicina familiar y comunitaria. Una vez asignadas las plazas vacantes para que los nuevos galenos completen su formación como residentes durante los próximos cuatro años en función de sus preferencias, de las ocho que aparecían en la Isla solo se han cubierto dos.

Es Menorca el territorio balear que menos atracción ha generado este año entre los jóvenes médicos puesto que en Mallorca sí se han cubierto las 50 plazas de atención primaria, mientras que a Eivissa llegarán cuatro entre las 10 que se ofertaban. Todos los médicos residentes deben estar incorporados al centro que les haya correspondido el próximo 7 de mayo, aunque hasta el último día no se tendrá la certeza de que se han presentado en el centro donde desarrollarán esta etapa decisiva para ejercer su profesión.

La disponibilidad de plazas vacantes de esta especialidad no es un mal exclusivo de la Isla sino que lo acusa gran parte del país.En 10 comunidades han quedado puestos sin cubrir en atención primaria, «especialmente en lugares más pequeños, posiblemente porque los médicos jóvenes prefieren empezar en grandes ciudades», opina Elena Muñoz, presidenta de la Sociedad Balear de Medicina Familiar y médica de familia desde hace más de 20 años en Es Castell.

Fue necesario aplicar una repesca en el proceso nacional porque habían quedado 459 plazas vacantes en esta especialidad el pasado 7 de abril, lo que ha permitido que finalmente hayan sido 246 las que se mantienen vacías tras la selección telemática, en todo caso, 115 más de las que ya quedaron vacías el año pasado.

Un problema creciente

Aunque en 2023 sí que llegaron los ocho médicos residentes para todas las plazas ofertadas en medicina familiar y comunitaria en Menorca, la situación actual eleva su grado de inquietud de cara al futuro.

En la Isla ya son 95.873 tarjetas sanitarias que se reparten entre los 47 médicos de familia en atención primaria distribuidos en las Unidades de Salud    de los    ocho municipios, lo que obliga a que a cada uno de ellos le corresponda tener agendas con cerca de dos mil pacientes potenciales. No es de extrañar que reiteren sus quejas al tener que dedicar una media de 7 minutos y medio a cada visita y completar jornadas en las que llegan a atender a entre 35 y 40 personas.

El problema es creciente porque no está garantizado el relevo generacional necesario, observa Claudio Triay, vicepresidente del Sindicato Médico Balear, quien augura un futuro negro para esta especialidad por diversas razones. «Si no cambia el sistema de la atención primaria, camina hacia su destrucción». Es necesario, añade, «que cambie la filosofía de trabajo».

Justifica su opinión Triay porque el médico de familia «está desmotivado, se siente poco valorado y no dispone de herramientas para poder trabajar en buenas condiciones». Se refiere a que debería tener más facilidad para acceder a pruebas diagnósticas, como sí la tiene por ejemplo el servicio 061 para resolver casos ya que los mismos médicos pueden autoanalizar resultados.De esta forma, añade el médico de Urgencias del Hospital Mateu Orfila, el especialista en atención primaria «se convierte en un dispensador de recetas o ejecutor de la burocracia médica, y eso no puede ser, deberían ser técnicos sanitarios quienes resolvieran esta burocracia y no los médicos que no tienen tiempo para hacerlo».

El apunte

Más del 53 % en atención primaria está por encima de los 50 años

El Sindicato Médico de Balears (Simebal) alertaba recientemente que en cinco años uno de cada cinco especialistas del Hospital Mateu Orfla, es decir, un 20 por ciento de la plantilla de médicos, entrará en edad de jubilación. Este problema se suma a la dificultad ya existente para captar profesionales y fidelizarlos. En Balears, según un estudio del Ministerio de Sanidad, un 42,4 por ciento del total de médicos especialistas tiene 50 años y más, una proporción mayor aún entre los profesionales de Atención Primaria, donde llega al 53,8.

Envejecimiento y jubilaciones, el problema que viene

El envejecimiento de la población y las jubilaciones que se prevén para 2025, médicos que nacieron en los años del baby boom, dejará las plantillas más mermadas en todo el país. Es por ello la importancia que tiene captar a jóvenes profesionales.

El problema principal se produce en las consultas de los centros de salud porque la medicina de familia y comunidad se ha desprestigiado    frente a los avances experimentados en los hospitales.

Vicenç Juan, director general de Investigación en Salud, Formación y Acreditación en la Conselleria de Salud indica que «el análisis es complejo y tiene muchos factores que deben solucionarse».Se refiere a la necesidad de regular la entrada de los alumnos en la universidad a los planes de estudio «porque no se enseña lo suficiente esta especialidad, algunas universidades no tienen cátedra». También admite que existe el problema de las condiciones laborales, «no solo económicas, en Primaria tiene que haber más compensaciones y más tiempo de consulta de formación, de labor investigadora».

Para el director general habría que redistribuir tareas, redimensionar plantillas y hacer una apuesta tecnológica, entre otras.

El problema de fondo, explica, es que cada vez hay menos médicos que se sienten atraídos por una especialidad cuyas condiciones van empeorando».