La doctora Pons, frente al centro de salud que gestiona desde hace apenas unas semanas. | Josep Bagur Gomila

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Hace escasas semanas, el Área de Salud de Menorca cuenta con nuevo cargo, concretamente en la Zona Básica de Salud del Canal Salat, en Ciutadella, donde la doctora Antònia Pons Salort toma el relevo a su colega Francisco Sánchez Cabrera en la dirección. Un reto que le llega a la doctora después de ocho años como médico de familia en el centro médico de ponent, tras enlazar sustituciones en Atención Primaria desde 2007 e incorporarse posteriormente al Servicio de Urgencias de Dalt Sant Joan, en Maó. Todo ello, después de haber iniciado su trayectoria profesional en el Hospital Francesc de Borja, en Gandía, donde se especializó en Medicina Familiar y Comunitaria e hizo la residencia. Pons Salort es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universitat de Lleida.

¿Como encara este encargo al frente del centro de salud?

—Es un nuevo reto, lo tomo con respeto. El doctor Cabrera lo dejó y los doctores Pax y Loeches han confiado en mí. Supone pasar de la atención al paciente a la gestión, no era uno de mis objetivos, como médico de familia desde siempre. Pero pondré la mejor predisposición. Hay mucho por hacer y ahora todo es nuevo, pero tengo mucha suerte del equipo que tengo, los compañeros me han apoyado mucho, las enfermeras y la coordinadora de enfermeras son de diez.

Ha sido empezar y que llegue el frío y la gripe.

—En estas fechas es lo esperable. Es cierto que al haber llevado mascarilla antes, quizá la gente tenía menos defensas, pero no hay ni más ni menos de lo habitual.

Las mascarillas ya son obligatorias en los centros médicos.

—Nos adaptamos a lo que nos indican. Pero es algo que hemos aprendido de la covid, si estás resfriado, ponte la mascarilla, intenta aislarte, evita el contacto, las reuniones y si tienes al niño enfermo, no le lleves al colegio.

¿En Balears sería necesario?

—No es que deba ser obligatorio, es lo recomendable, más aún si tienes síntomas. Es de sentido común, estos años de pandemia deberían habernos servido de algo.

¿Crea colapso en el centro?

—Desde siempre, en esta época hay muchas afecciones respiratorias y la gente va más al médico. Hay que hacer un llamamiento, para que la población sea más consciente, de que por un resfriado, no hace falta ir a Urgencias o al médico de cabecera. Claro está que hay síntomas de alarma, fiebre alta, si va empeorando, hay dificultades respiratorias, y hay que atenderlo. Pero si no, hay que hacer un uso razonable de los recursos, porque sigue habiendo infartos y niños con esguinces.

A menudo la visita al médico es para buscar la baja.

—Es verdad que en Urgencias te la pueden dar, pero no es lo ideal. Entiendo que, a veces, es complicado obtener cita con tu médico, pero están las citas telefónicas y cada día, a las 8, se abren citas de urgencia, solo hay que venir al mostrador y te harán un hueco el mismo día.

¿Cómo va la campaña de vacunación de la gripe?

—No alcanzamos los objetivos de la Conselleria de Salud. Se pretendía conseguir un 76 por ciento de vacunados en pacientes de 65 años o más, pero solo se ha vacunado el 42 por ciento en Balears, el 38 por ciento en Menorca y el 37 por ciento en el Canal Salat. Y no será por el gran trabajo de las enfermeras, hacen búsqueda activa de pacientes, llamando a quienes se les recomienda la vacuna, para explicárselo, nunca obligando. Además, no hay que pedir cita para venir a vacunarse. Quizá las últimas semanas, porque se está hablando más, ha aumentado un poco la vacunación.

Y en materia de personal, ¿faltan facultativos en Ciutadella?

—Hace tiempo que hay una vacante de médico de familia y la vamos cubriendo con el personal que tenemos. De manera voluntaria, los compañeros hacen horas extras, abrimos consultas por las tardes. Pero este año habrá jubilaciones. Dos son seguras, pero puede haber más.

¿De qué ratios hablamos?

—Unos médicos tienen más que otros, pero son de 1.800    a 2.000 pacientes cada uno y lo recomendado son 1.500 como máximo. Es verdad que en Canal Salat tenemos la suerte de tener Urgencias, que quita a muchos pacientes que no logran conseguir cita con su médico.

Si hay una vacante y se avecinan jubilaciones, hará falta bastante más para bajar a las 1.500 cartillas, ¿no?

—Faltará más personal. Creo que si logramos tener todos 1.800 pacientes, ya sería algo. Somos unos cuantos que andamos en los 2.000.

¿Y en las especialidades? La falta de pediatras era histórica.

—Ahora está cubierto, tenemos un servicio del que estamos orgullosos. Funciona muy bien, tenemos tres pediatras y todo el mundo está muy contento. Ha costado años tener personal y estamos contentos.

¿Así, cuáles faltan por cubrir?

—No hay Digestivo, Hematología, Maxilofacial y Neurofisiología. Y hay pruebas que no se pueden hacer: de Digestivo no podemos realizar colonoscopias en el Canal Salat. A ver si llegamos a tener un nuevo centro de salud y se puede hacer todo eso.

¿Cómo funciona Urgencias?

—Es un servicio muy potente. Tenemos la problemática de la distancia, que no existe, por ejemplo, en Dalt Sant Joan, que tiene el hospital cerca. Allí, un caso de infarto, irá directo al ‘Mateu Orfila', en cambio aquí, la primera asistencia se hace en Canal Salat, aunque luego se derive al hospital. Por eso decía antes de hacer un uso racional de los recursos, porque aquí se atiende una amigdalitis, un infarto o un precipitado. No es un hospital, pero se atienden casos que son hospitalarios.

¿Con qué plantilla cuentan?

—Hay un equipo de 12 médicos y 11 enfermeras, además de auxiliares de enfermería. Hacen turnos de 24 horas, con tres médicos cada día, aunque uno de ellos hace 8 horas y le releva un médico residente por las tardes. Y hay dos enfermeras y un auxiliar en cada turno. Pero no vamos sobrados de personal, nos cubrimos entre nosotros y hay médicos que hacen guardias más seguidas de lo que desearían.

¿Y en Atención Primaria?

—Hay 14 médicos y tres pediatras, y 17 enfermeras, además de la coordinadora de enfermería. Por ahora nos vamos cubriendo entre nosotros, algunas veces incluso compañeros de Urgencias nos hacen el favor, incluso ahora mismo, para esta entrevista, una compañera atiende a mis pacientes.

¿Es que compagina la atención médica con la gerencia?

Sí... El director del centro no está liberado. No sería bueno quitar un médico más, aunque sí que un día a la semana me dedico a la coordinación, y tengo una compañera que me cubre. Kiko (el doctor Cabrera) ya lo hacía así y yo intentaré seguir igual.

Hablaba del nuevo ambulatorio.

—El centro tiene muchos años, es pequeño y la población de Ciutadella ha crecido mucho. Si queremos dar solución a las necesidades de los ciutadellencs, debemos pedir a gritos un centro nuevo.

¿Qué servicios padecen más esta falta de espacio?

—Seguramente el Hospital de Día. Abarcamos mucho, damos mucha cobertura, con las quimios. Y en las especialidades, hay varias que utilizan una misma consulta e, incluso, si una semana no viene un especialista, quizá esa consulta la utiliza un médico de familia. Porque algunos van itinerando.

¿No hay 14 consultas?

—No, para las enfermeras tampoco.   

¿Es partidaria de levantar un nuevo centro o ampliar este?

—Uno nuevo, por supuesto. Si queremos lograr que Ciutadella tenga todos los servicios, hacer un TAC, o una resonancia, que venga un digestivo y pueda hacer una colonoscopia. Un hospital no tendría mucho sentido por la población que tiene Menorca, pero sí que se puedan hacer en Ciutadella pruebas ambulatorias, cirugías menores, menos complejas. Evitaríamos muchos desplazamientos innecesarios, que son un problema para las personas mayores. Ampliando, el espacio que ganaríamos no sería suficiente para cubrir los déficits que tenemos. Hay que mirar con perspectiva de futuro, facilitando la vida al paciente.