Un proyecto innovador
Aunque en Eivissa se estaba llevando a cabo la misma iniciativa de forma simultánea, Alorda se ha desplazado hasta Menorca cada una de las tres semanas que ha durado la actividad para guiar a los jóvenes participantes en su misión de construir embarcaciones teledirigidas propulsadas por energía solar.
Los quince adolescentes, cinco chicas y diez chicos, de entre trece y diecisiete años, se han dividido en tres equipos de cinco miembros cada uno para afrontar un reto: construir una embarcación que funcione exclusivamente con energía solar. Con apenas unos conocimientos básicos sobre tecnología, la responsable del Centre Bit, Carmen Crespo, indica que no había «una fórmula preestablecida» a partir de la cual empezar «la fabricación de las naves». «Los jóvenes se han apoyado en Internet y diferentes programas informáticos para llevar a cabo el trabajo», señala Crespo, destacando la importancia de la aplicación de la metodología de aprendizaje learning by doing, cuya traducción literal es «aprender haciendo». A su vez, han contado con la ayuda de otros dos jóvenes del programa «Un Estiu per Créixer» y los monitores del propio centro.
Durante el proceso de trabajo, los estudiantes han desarrollado ciertas capacidades propias de aspectos tecnológicos clave como serían la sensorización, la robótica, la programación o el diseño de materiales.
Resultado final
En la jornada final, se pusieron a prueba la flotabilidad, manejo y capacidad de carga solar de los prototipos, puntos primordiales en este reto de tecnología náutica. A la hora de la verdad, dos de las embarcaciones creadas consiguieron el objetivo marcado desde el principio: flotar sobre el agua mientras eran propulsadas por energía solar gracias a las placas instaladas en ellas.
Mientras que los barcos sí pasaron el corte, el aerodeslizador no pudo hacerlo debido a los problemas que aparecieron en su base, los cuales impedían que flotase. Aún así, la responsable de la Fundación Bit explica que se trata de algo «completamente normal»: «Se reproduce una situación real propia de una empresa emergente o un emprendedor. El aprendizaje está marcado por un constante prueba y error, por eso hablamos de prototipos», afirma.
En definitiva, los jóvenes investigadores aseguran que la iniciativa ha sido «todo un éxito».
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