La casa, a la derecha de la imagen, se apropia del agua de los vecinos, denuncian estos | Gemma Andreu

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«Ya no sabemos qué más podemos hacer porque nadie nos hace caso y seguimos padeciendo esta situación que nos supone un gasto abusivo y una gran incomodidad por la suciedad y las ratas que cruzan a nuestra casa». Es la llamada desesperada que hace un matrimonio español con segunda residencia en Punta Prima, en la calle Cap Roig, colindante con una casa okupada que les causa un gran trastorno.

Además de la suciedad acumulada al otro lado de la paret seca que comunica ambos inmuebles, los propietarios lamentan que los roedores campen a sus anchas frente a ellos, junto a los malos olores y todo tipo de residuos en el exterior.

La otra consecuencia que grava su economía son los recibos de agua que en dos ocasiones recientes se han aproximado a los 500 euros, pese a que el matrimonio no reside todo el año en la casa, que adquirieron a mediados de los años 80, y es imposible que acumule un consumo tan elevado. Los propietarios tienen claro que es el vecino okupa quien salta la medianera y engancha la manguera de alguna forma para conseguir el suministro cuando ellos no están.

Hace tres años en una ocasión esa misma persona, supuestamente tras okupar la casa, «nos pidió tres bidones de agua y él mismo nos dijo que era un okupa porque esa vivienda no tenía propiedad conocida y parecía estar abandonada».

Desde el año 2021 los vecinos perjudicados ya han presentado tres denuncias en los juzgados y puesto el caso en conocimiento del Ayuntamiento de Sant Lluís. Las dos primeras denuncias fueron archivadas, una de ellas porque no se conocía al autor del presunto delito y la otra porque este no queda debidamente justificado. La tercera está aún por resolver.

En cuanto al Ayuntamiento «nos dijeron que al tratarse de una propiedad privada no podía intervenir porque no era de su competencia», aunque sí lo puede ser la salubridad de la zona.

En agosto de 2021, los perjudicados descubrieron una parte de cemento en su jardín. Al picarlo comprobaron que cubría una tubería empalmada a una conducción del agua potable que rápidamente desconectaron. La tubería pasaba por debajo de la paret seca medianera que divide ambas propiedades.

La Guardia Civil, explica el matrimonio, «nos pidió un informe de un fontanero que acreditara que no tenemos fugas de agua en nuestra casa, y así lo hicimos, pero seguimos igual, pagando recibos desorbitados y por aquí no ha vuelto nadie».

Esta misma semana el matrimonio ha conseguido al fin descubrir quién es el propietario del inmueble okupado tras acudir en varias ocasiones al Registro de la Propiedad, y esperan localizarle para que tome una decisión que resuelva la situación, ya que no lo han logrado a través de las denuncias.