El 14 de julio de 1989, la portada de «Es Diari» reflejaba el fin de la crisis.

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El Ayuntamiento de Ciutadella ostentó en 1989 el derecho a elegir los caixers fadrí i casat menestrals durante dos meses, pero no llegó a ejercerlo. Las importantes presiones recibidas del sector más conservador, del estamento nobiliario y de una parte de la sociedad ciutadellenca, desembocaron en una grave crisis que se prolongó hasta el 13 de julio, cuando el plenario anuló el sistema de sorteo con el que se pretendía democratizar la elección de estos cargos.

Nada más aprobarse el 11 de mayo el modo de designación, se inició una campaña para lograr abolirlo, que concluyó con la aprobación de una moción del Partido Popular en la que se revertían los cambios en lo referido a la elección tanto del caixer fadrí como del casat.

Plantes y duplicidad de listas

Los cambios que impulsaba el Consistorio partían de un estudio para clarificar, a partir de apuntes históricos, a quién le correspondía cada función durante las fiestas. Sin embargo, ese trabajo no fue aceptado por los caixers senyors, ni tampoco por buena parte de los cavallers. Hasta 92 de ellos amenazaron con un plante de cara a la celebración de ese mismo año, y se llegaron a confeccionar dos listas de caixers, una, con más de 80 inscritos, por parte del alguacil municipal [el cambio con relación a este cargo sí se mantuvo, a pesar de que también fue motivo de discrepancias], y otra la elaboró el caixer noble del bienio, Luis de Olivar Despujol, quien ese año fue representado por Luis de Olivar O'Neill en la qualcada.

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Durante dos meses se produjeron multitud de reuniones, con el alcalde Antoni Salvador a la cabeza, y hubo cruce de declaraciones y misivas a través de los medios, defendiendo ambas posturas. Incluso los autores del estudio recibieron desconsideraciones y se puso en duda la veracidad de sus aportaciones.

Salvador llamó a la «responsabilidad» ante la amenaza de no celebrar Sant Joan ese año, y lamentó no haber podido debatir pausadamente y en persona con De Olivar, por encontrarse este en Sevilla.

Todo de incógnitas y temores, ese año se pactó ceder al caixer senyor la facultad de elegir a los miembros de la junta de caixers. Ante el incumplimiento del acuerdo de pleno del 11 de mayo, y para que «el Ayuntamiento no incurra en posibles ilegalidades», el PP presentó la moción por vía de urgencia, para «dejar sin efecto» la potestad recuperada por parte del Consistorio. Eso sí, fue con la condición de «elaborar un Reglamento, conforme se estableció en un pacto entre la Junta de Caixers y la Alcaldía», para clarificar el asunto. La moción prosperó con los dos votos contrarios de la Entesa Esquerra de Menorca, se celebró Sant Joan con 140 inscritos, pero el texto quedó sin redactar.

El apunte

Sí se mantuvo la designación del ‘fabioler’ por parte del Consistorio

El estudio sobre las «Funcions de l’Ajuntament de Ciutadella en les festes de Sant Joan» introducía varios cambios a partir de documentaciones históricas. Tildado de poco fiable por el sector crítico, el trabajo, no obstante, sí permitió aclarar de quién era la potestad de elegir al fabioler. Tras las fiestas de ese año, el caixer senyor, Luis de Olivar Despujol, abandonó una de las reuniones convocadas para solucionar la crisis. Lo hizo tras verter «una dura crítica al comportamiento del aguacil o macero municipal en el Dia des Be», tal como informaba el MENORCA el 2 de julio. Sin embargo, desde entonces es el Ayuntamiento quien conserva la facultad de nombrar al fabioler.