«El maltrato animal que ejerce un agresor es un indicador muy importante y significativo de una mayor severidad en la violencia hacia la mujer y de un mayor riesgo de sufrir múltiples formas de violencia en pareja», subrayó Manrique en una conferencia dedicada a explicar el vínculo que existe entre el maltrato animal y la violencia contra las personas, especialmente, contra las mujeres.
«Se utiliza el maltrato animal para maltratar física, psicológica, económica o sexualmente a las mujeres que sienten un gran apego emocional hacia sus mascotas», indicó la psicóloga forense. Según los últimos estudios, el 71 por ciento de las mujeres maltratadas ha declarado que su pareja había amenazado, herido o matado a sus animales de compañía, sucediendo el 75 por ciento de estos incidentes en su presencia para intimidarla o controlarla.
Violencia instrumental
En estos contextos de violencia «hay que tener en cuenta que hablamos de dos víctimas: los animales y las mujeres», aclaró Lorena Manrique. Este maltrato animal que se ejerce como una violencia instrumental dirigida hacia la mujer puede suponer, además, un obstáculo para alejarse de los malos tratos, explicó.
«Las mujeres retrasan su huida al temer por el bienestar de sus animales y, tras dejar la relación violenta, un 35 por ciento ha regresado para proteger a sus mascotas», indicó Manrique, que recordó que «en las condenas se empieza a reflejar no solamente que el maltratador daña o mata al animal, sino que lo hace como una forma de dañar a la mujer».
«El agresor sabe que maltratar al animal puede ser incluso más dañino que maltratar directamente a la mujer», puntualizó Lorena Manrique, que puso el énfasis en la necesidad de «formar a los profesionales sobre esta cuestión» y «desarrollar protocolos para que las diferentes entidades que trabajan con víctimas puedan ponerse en contacto para detectar otras posibles víctimas», como pueden ser los menores.