Un yate fondeado en una zona donde hay presencia de posidonia en el fondo. | Josep Bagur Gomila

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La elevada afluencia de embarcaciones a la bahía de Fornells y el recorte de 40 amarres de este verano, aunque Ports estime que al finalizar las obras crecerá la oferta en 77 puntos de atraque más, está motivando que algunos usuarios de barcos echen el ancla en zonas no autorizadas sin que al parecer exista una estrecha vigilancia. El sector culpa a Ports, por la falta de organización y previsión. Desde el ente público sin embargo se alega que ellos solo actúan en las zonas en las que tienen autorización, es decir, en los campos de boya del centro y las calas, pero que los barcos amarrados o fondeados fuera de estos puntos bajo su gestión, son competencia de Costas o de la Conselleria de Medio Ambiente en el caso de que se traten de zonas protegidas por su valor natural. Prácticamente, explican los pescadores, la protección de la posidonia marca una amplia zona que va desde la punta de la Illa de ses Sargantanes hasta Cabra Salada.

La presión del verano hace que incluso yates de gran eslora que están fondeando en zonas protegidas y la sensación general es que las delimitaciones no se respetan, lo que aumenta más la incomprensión de los propietarios de pequeños barcos que ahora pagan para ir al otro lado de la bahía a bañarse. Hay pocas boyas en cada cala, no llegan a diez, una cifra muy escasa para dar cabida a la demanda, por lo que muchos optan por anclarse igualmente frente a los pequeños arenales.

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Hay otras actividades que tienen que convivir con la náutica recreativa y la pesca, como son las escuelas deportivas. El Club Nàutic Fornells, en la zona de Ses Salines, no tiene problemas para desarrollar su escuela de vela, aunque es obvio que la densidad del tráfico marítimo complica la práctica de deportes típicos de la bahía de Fornells como el windsurf.

Si en estos momentos pueden rondar los 300 barcos en la zona, en el mes de agosto es fácil que la cifra llegue a las 500 embarcaciones.