Dunas en Son Parc.

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El Obsam y la Agencia Menorca Reserva de Biosfera del Consell Insular de Menorca han presentado este martes un estudio comparativo sobre el estado de los sistemas dunares en los 1988, 2004 y 2021 que detecta una recuperación general, tanto en vegetación como en morfología, de las dunas, con viales cerrados y primeras líneas regeneradas, reestructuradas, densificadas e, incluso, ganando terreno a la arena libre.

El documento analiza la evolución de nueve sistemas dunares, de los 28 que hay en Menorca. En concreto, se han valorado los situados en Son Saura, Son Bou, Algaiarens, Pregondó, Binimel·là, Cavalleria, Tirant, Son Parc y Es Grau.

En cuanto a las comunidades vegetales, se observa un proceso de estabilización de los arenales con densificación y crecimiento, tanto en medida como en superficie y, puntualmente, se producen procesos inversos, como por ejemplo al arenal de Tirant, con el incremento de algunas depresiones de deflación y lenguas de arena móvil en la parte delantera interior.

«Gracias a las acciones para restaurar los sistemas dunares que se han llevado a cabo en los últimos 15 años el estado de los hábitats ha mejorado, con alguna excepción, ha señalado una de las autoras del estudio, Sonia Estradé, quien ha añadido que, a pesar de todo, las presiones humanas »todavía son muy elevadas".

Por su parte, el conseller de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera, Josep Juaneda, ha valorado positivamente los resultados del estudio, compartiendo con Estradé la necesidad de proteger estos espacios. «Los sistemas dunares son de vital importancia para la conservación de nuestras playas y de la gran biodiversidad que encontramos en estas zonas», ha dicho antes de apuntar que «queda demostrado que las medidas de protección de las dunas funcionan y que la preservación de estos frágiles ecosistemas dependerá de su mantenimiento y de reducir las presiones que puedan sufrir».

En cuanto a los retos futuros de estos espacios, el estudio remarca que tendrían que basarse tanto en las necesidades de restauración o minimización de impactos, como la urbanización y las actividades extractivas, como por la obligación de gestionar su capacidad de carga.

También recuerda la necesidad de mantener el buen estado de las medidas de gestión, principalmente los cierres de los sistemas dunares, pasarelas, trampas de sedimento o de la cartelera informativa, evitando su degradación. Además, destaca la importancia de integrar estas estructuras en el paisaje y subraya la importancia del mantenimiento de una limpieza sostenible de las playas con una buena gestión de los restos de posidonia.

Respecto a los principales impactos actuales, el estudio hace hincapié en la elevada presión humana a causa del tráfico sobre las dunas. Asimismo, resalta la importancia de que los ciudadanos se involucren en la protección de estos hábitats al alcance de la ciudadanía, respetando el cordón disuasivo y transitando por los caminos señalados.