El póster de Sant Joan tiene siempre partidarios y detractores y este año no está siendo distinto. Quizá más, porque la polémica va más allá de criterios estéticos, creativos o artísticos. La imagen ganadora del certamen representa a una niña que juega a ser caixera en unas imaginarias y, en realidad, deseadas fiestas de Sant Joan, donde la cuestión de género no sería obstáculo para poder participar en ellas.
«La foto no es actual, es de 2005, cuando la niña, originaria de China, llevaba un año con nosotros», explica Genestar, contenta por simbolizar la imagen de este 2022. Y representa «un momento de diversión, jugando a hacer Sant Joan» que ahora ha recuperado para el concurso. «En los tiempos que corren, todos debemos considerarnos personas, y es indiferente ser una cosa o la otra. Debemos saber convivir y respetar, lo importante es la dignidad de la persona, independientemente del sexo». Y eso es precisamente lo que «tenía ganas de expresar, es lo que siento», en un momento en que el debate sobre el papel de la mujer está más vivo que nunca, a pesar de que la discusión se esté demorando.
Para Corretja Genestar, «el juego no entiende de sexos, solo de disfrutar y pasarlo bien, y con las fiestas debería ser igual, pero por desgracia, las normas siempre han sido hechas por hombres». A pesar de esto, y aún sabiendo que se trata de una cuestión sensible en Ciutadella, admite que «sin idea de alterar a nadie, mi intención solo es expresar que el mundo lo formamos hombres y mujeres por igual, seamos de dónde seamos y cómo seamos».
En la calle y en las redes
La polémica surgió desde el mismo momento en que la imagen ganadora se hizo pública a última hora del lunes. El debate se instaló en las redes y este martes se extendieron en la calle los comentarios, tanto a favor como en contra del póster de Sant Joan.
Hace tiempo que el debate permanece latente, a la espera de que el gobierno municipal de Ciutadella lidere el proceso. Mientras tanto, en el municipio —y más allá— se suceden las opiniones, incluso en ocasiones fuera de tono, en aras a la conservación de una tradición que, para otros, ha quedado desfasada.
De hecho, el tema suscita cierta incomodidad y son muchos los que prefieren no expresar abiertamente su opinión, en un sentido o en otro, conscientes que la polémica que suscita. Son numerosas las personas que declinaron ofrecer su punto de vista para «Es Diari», o la expusieron pero únicamente off the record.