Mascaró se propone abrir este año sus primeras franquicias en España

Lina Mascaró, presidenta del grupo, explica que se ha encargado el trabajo a una empresa para desarrollar un manual con un modelo de franquiciado «que sea escalable y atractivo, que genere beneficio para las dos partes». Es el camino que ya se emprendió con éxito en su día con la otra gran marca de la fábrica, Pretty Ballerinas, pero con un itinerario distinto.

Las franquicias de esta se reparten por 30 lugares del mundo y han tenido desde el principio vocación internacional. Que fuera el calzado elegido por las grandes estrellas internacionales del cine y de la pasarela tuvo mucha influencia en ello. Esta misma semana ha puesto su última pica en Dubái y en marzo tiene prevista la apertura de otra franquicia en Montenegro. En el caso de Mascaró se trabajará primero el mercado nacional sin perder nunca de vista «que somos una empresa pequeña y los recursos no llegan a todo, pero cada uno crece como puede o en función de sus intereses», advierte Lina Mascaró.

Admite que el modelo comercial implantado con las Pretty Ballerinas, tras diez años de experiencia, no ha funcionado al 100 por cien, algunas franquicias han cerrado, «pero si no haces nada no consigues nada», declara convencida. Mascaró aspira llegar con sus franquicias, «en un año aspiramos a tener cinco abiertas», a un público diferente, «aunque ambas marcas conviven fantásticamente bien en las tiendas, no se solapan, se complementan».

Medios nacionales especializados en el ámbito de la moda sitúan la marca de Ferreries en la liga de los grandes como Prada, Gucci o Vuitton, pero la presidenta de Mascaró rebaja los elogios, «somos un lujo asequible y competimos con marcas como American Vintage, más modestas», señala.

El Grupo Mascaró cuenta con 280 trabajadores directos, 500 indirectos y presencia en 58 países.