La inundación ha dejado paso a una espesa capa de barro que ahora debe retirarse para labrar la tierra.

TW
6

Payeses y propietarios de las fincas del barranco de Trebalúger han alzado la voz para lamentar el estado del torrente que les ha provocado las pérdidas de la mayoría de sus cosechas en la riada del martes. Cuestionan la falta de mantenimiento y limpieza del torrente, que han solicitado a la Conselleria de Medio Ambiente del Govern en varias ocasiones en los últimos años, sin que se haya realizado.

«El torrente está abandonado, no se limpia y ahora pagamos las consecuencias», coinciden en señalar dos de los payeses consultados por este diario. Las cosechas que pertenecen al Hort des Barrancó, Son Olivar, s'Heredat des Duc, Es Calafat, Albranxella, Son Carabassa y Trebalúger se han visto prácticamente arrasadas por el agua desbordada del torrente. Las pérdidas aún no están cuantificadas aunque pueden oscilar entre los 3.000 y los 5.000 euros en cada caso.

«Aunque hubiesen caído solo 20 litros el torrente ya se desborda porque solo puede llevar la mitad del caudal, la otra la ocupan cañas, troncos, fango y vegetación», explican Pere Bosch, payés de Son Olivar, y Xiscu Bosch, de Albranxella.

El agua vertida ha echado a perder los terrenos sembrados de forraje y además la tierra ha quedado llena de piedras y de lo que arrastraba el torrente, incluidos contenedores de residuos. Hay que volver a empezar a sembrar todo de nuevo, y limpiar, señalan.

Pere Bosch subraya que antiguamente cada finca limpiaba su parte del canal «pero ahora está prohibido, con lo que ni limpia el Govern ni nos dejan hacerlo a nosotros a riesgo de sanción, no se puede meter ninguna máquina para limpiar».Recursos Hídricos, cuya responsable Joana Garau, dijo ayer que la limpieza de los torrentes se hace a demanda, sabía de la situación «porque su técnico aquí la conoce y además en los últimos años, los propietarios se han reunido en Palma para pedirle una intervención, pero no nos hacen caso», indica Xiscu Bosch. En Albranxella, que además del agua caída recibe todo lo que arrastra el torrente porque está al final del barranco, se han perdido entre 6 y 8 hectáreas labradas y doce corderos de un rebaño que logró refugiarse bajo un pinar. «La tierra ahora ha quedado con una capa de lodo encima que debemos quitar antes de volver a sembrar», lamenta.