La razón de este movimiento empresarial es la jubilación del dueño, el empresario turístico Manuel Sabín, que adquirió Son Martorellet en el año 2006 y que también ha puesto a la venta el restaurante Sa Païssa y el local de la pizzería Samoa, ambas en la urbanización de Cala en Porter. Sabín, que prefiere no hacer público lo que pide por la finca aunque asegura que es un montante elevado, desvincula la venta del descenso de actividad por la covid-19 y de hecho continuará con la actividad ecuestre hasta que encuentre un comprador.
Continúan
La intención de este centro hípico de referencia es retomar los espectáculos ecuestres –el último se celebró el 7 de marzo de 2020 para un grupo del Imserso– el próximo 1 de julio, siempre y cuando las restricciones sanitarias lo permitan. También aseguran que participarná en los concursos de raza menorquina programados. El empresario afirma que seguirá al frente ya que se acogerá a la jubilación activa.
La inmobiliaria Bonnin Sansó destaca las grandes posibilidades de esta propiedad, evidentemente enfocada a la actividad hípica, pero a la que también se le podría terminar dando un uso turístico. Aunque carece de casa tradicional en la que emplazar el alojamiento, existe justo al lado una propiedad antiguamente segregada que está a la venta. Se trata del restaurante Mesón El Gallo y de una casa tradicional. La adquisición de las dos fincas sí podría dar paso a la redacción de un proyecto de agroturismo, siempre sujeto a que las autoridades terminen concediendo la declaración de interés general.
5 comentarios
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@petitsuis, tiene razón, pensaba que aún lo tenían los italianos. Entonces fué Sabin el que limpió Son Martorellet de una familia que parecía que se lo había hecho suyo...
¿que es la esencia menorquina?¿La envidia que se les ha tenido a los antiguos propietarios? Vividores de lo público que no tienen ningúna dedicación al campo,intervencionistas de lo ajeno.
Ummagumma,el Sr Manuel Sabin como mínimo es tan Español o más que Usted un saludo
Evdemi, los que lo tenían ahora ya eran extranjeros...
¡Qué pena!. Menorca se extingue. Caerá en manos de extranjeros y adiós. Cada vez menos predios, menos Menorca auténtica y más ese Menorca de postureo. El agroturismo que quieren vender estos extranjeros es una farsa. Un paripé para que les den los permisos. Entre todos se están cargando el espíritu y la esencia menorquina. Una verdadera pena.