Un comerciante de material y servicios informáticos de Maó en el mostrador de su negocio | Gemma Andreu

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El confinamiento, el aumento del teletrabajo y con el inicio de curso -semipresencial en las etapas superiores-, el mayor número de horas on line de clase, han elevado los pedidos de material informático hasta el punto de que muchas tiendas no disponen de suficientes ordenadores portátiles de gama media.

También se nota que faltan webcams e impresoras, aunque estas últimas empiezan a estar disponibles hasta los mandos para consolas han llegado a escasear en estos últimos meses.
Los negocios consultados corroboran este aumento de demanda -para algunos solo ha sido un pequeño repunte y viven más de las reparaciones-, que se suma a una disminución del stock, previsiblemente debido al parón en la producción de las fábricas asiáticas durante el momento duro de la pandemia y a problemas en la distribución europea por la crisis sanitaria.

No hay un tsunami de demanda en Menorca pero esta ha crecido lo suficiente como para que, unida a la bajada puntual de stock, muchos comercios tengan dificultades para suministrar este tipo de material. "Estos meses de septiembre y octubre he dejado de vender unos 30 portátiles", comentaba un comerciante del ramo en Maó.

Los portátiles más demandados son los básicos para uso doméstico cuyo precio pueden rondar los 450 o 500 euros, y estos escasean.

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"Notamos más el aumento de ventas durante el confinamiento, ahora el 80 por ciento de nuestro trabajo es reparación, no podemos competir en precio con los grandes de internet como Amazon", explica este empresario, "nuestro margen es pequeño".

Pero este desequilibrio entre oferta y demanda no es algo que solo pase en Menorca. ""El stock no se repone como antes, nosotros somos franquicia y si entra un lote de ordenadores a buen precio y con buenas características te ofrecen comprar uno", señala otro profesional de Ciutadella. Y añade que "ahora tengo tres equipos, es la mitad o menos de lo que solía tener antes". Estudiantes, tanto de Bachillerato como universitarios, y el uso doméstico de clientes, ahora mucho más conectados, están detrás de este aumento de consumo informático.

"Portátiles sobre 400 euros hay pocos, son los que más se venden, ahora mismo no tengo nada y normalmente tenía 10 modelos para elegir", apunta otro comerciante de Maó, "creo que ha afectado la menor fabricación por el confinamiento". Impresoras de marcas asequibles como Brother o Epson también se habían agotado, algunas marcas empiezan a ser repuestas, y lo primero que se agotó en los meses de encierro fueron las webcam, para los ordenadores de torre, un elemento imprescindible para las videoconferencias.

Pero si en algo coinciden todas las tiendas de informática consultadas es en que no pueden competir con la compra on line. Las reparaciones y otros servicios, como instalar programas, son lo que les permite subsistir. "Tiramos más a la reparación que a la venta, sale más a cuenta", reconocen en una tienda de ofimática en Maó.