Es uno de los primeros bañistas en probar las aguas menorquinas. Llegan en manada y su presencia es incómoda para el resto de veraneantes. Pero, a diferencia de años pasados, se ha divisado menos en la Isla. Las medusas han escaseado.
Esta reducida presencia de ejemplares de pelagia noctiluca obedece, según señala el jefe de servicio de recursos marinos del Govern, Antoni Grau, a la inexistencia de temporales a finales de la primavera y principios de verano y, que por tanto, no han llegado a la plataforma arrastradas por estas malas condiciones meteorológicas.
El Instituto Español de Oceanografía apunta también a su movimiento natural que suele combinar un período de alta concentración -y que dura entre ocho y diez años- con otro de baja presencia que se prolonga cuatro o cinco. El Mediterráneo está en la segunda etapa.
Grau explica que esta especie habita a 200 metros de profundidad durante el día y por la noche es cuando sube a la superficie. Vive en alta mar y allí siempre hay bancos. Es por eso que Grau advierte de que «ir a pescar medusas no soluciona nada, es como coger el mar a cucharadas».
Estudio
Este incómodo animal marino está siendo objeto de estudio por la Conselleria de Medio Ambiente junto con otras instituciones con el objetivo de estudiar el fenómeno y buscar soluciones que ayuden a minimizar los problemas que provocan en las zonas de baño.
Hasta el momento, no había datos ni estrategias para analizarlo. De ahí que «la creación de un mecanismo para registrar de forma sistemática y periódica la presencia de medusas era imprescindible para ayudar a entender la variabilidad interanual de los episodios de medusas y su relación con las condiciones ambientales», indica Grau. Y avanza que los primeros resultados ya permiten confirmar que las zonas expuestas al norte y noroeste de la Isla siempre contarán con más medusas que el sur. Las aguas del norte siempre son más ricas en nutrientes y, por tanto, más atractivas. Y habrá más en líneas generales en la zona de Ciutadella que en Maó, por la orientación.
El objetivo final de este estudio es la creación de una herramienta de predicción que permita informar de cuándo y dónde aparecerán medusas. Grau añade que este sistema posibilitará la colocación de barreras de protección móviles, como la que se ha instalado en la playa de Muro.
Grau bromea que «ahora que las necesitamos para avanzar en el proyecto, escasean». Recuerda que durante la primavera de 2013 se produjeron episodios que preocuparon al sector hotelero por las implicaciones socioeconómicas que su presencia conlleva. Fue en verano de 2014 cuando, «sin coste y utilizando los medios de las administraciones públicas ya existentes» se puso en marcha el sistema de recogida de datos de observación.
En 2015 su aparición fue mayor que este verano aunque se produjo de forma localizada. Cierto es que durante este ejercicio se han dado episodios de medusas, como a principios de agosto tras una jornada de fuerte viento. Pero las ocasiones han sido pocas.
1 comentario
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no es correcto decir que el Medirerraneo se encuentra en un ciclo de pocas medusas ya que be otras zonas este año, por ejemplo, hemos visto muchísimas y de hecho más que los últimos 4-5 años no hay datos suficientes aún para aventurar este tipo de respuestas globales