Mateu Mir, Albert Moragues y Jesús Barber, actuales tesorero, presidente y vicepresidente de la entidad

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Dimisión de los actuales responsables de la Fundació Rubió i Tudurí. Esta es la petición que lanza el representante legal de algunos miembros de la familia, los herederos de Fernando Rubió, por no obtener explicación de los movimientos de capital que la entidad realizó tras recibir la herencia del mecenas ni conocer por qué se utilizó la sociedad instrumental Glen Valley Industries Corporation creada por el despacho Mossack Fonseca, cuya actividad ha quedado expuesta a la luz pública en el caso de los «papeles de Panamá».

La reacción se produjo ayer al mismo tiempo que trascendía la apertura de una investigación por parte de la Agencia Tributaria a la Fundació Rubió, con el objetivo concreto de comprobar la titularidad de bienes y derecho de ésta en el extranjero y los rendimientos derivados de los mismos.

Hacienda cita a los responsables de la entidad a que comparezcan el próximo 2 de septiembre y les reclama una serie de documentación relativa a los ejercicios de 2011 y 2012, como facturas emitidas, ingresos, las cuentas bancarias y escrituras públicas, el registro del libro de contratos y los bienes de inversión entre otros documentos.

Mercè Rubió, vocal del patronato e hija del mecenas, ya reclamó en la última reunión celebrada en junio -precisamente cuando se aprobó el alquiler de la finca de Mongofra, sede de la entidad, al empresario Dimitri Sturdza-, información sobre las conexiones entre la fundación y los «papeles de Panamá» así como de los movimientos bancarios realizados cuando el empresario Hipólito Mercadal, ahora secretario del patronato, era responsable de la gerencia.

El tema no llegó a tratarse y pese a los cambios habidos al frente de la fundación, que ahora preside Albert Moragues, la familia considera que «entre los nuevos y los viejos patronos sigue habiendo un contubernio para mangonear los fondos».

Exigen «que se vayan» y dejen de actuar «como meros especuladores» con los recursos que el magnate de la farmacia dejó para beneficio de la sociedad menorquina, cuyo «espíritu», añaden, debe «recuperarse» para formar un patronato de entidades. Afirman que todo este tiempo se han sentido «sin apoyo del protectorado de fundaciones» del Govern.

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