El empresariado menorquín se sumó al acto de homenaje póstumo a Pau Seguí | Josep Bagur Gomila

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El tejido empresarial de la Isla se sumó ayer al acto más importante de homenaje de la entidad, a título póstumo, al secretario general de la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Menorca (PIME) desde 1978 y hasta 2013, Pau Seguí.

La entidad entregó a la familia de Pau Seguí la máxima distinción que otorga, la Medalla de Oro, «por su convicción y defensa del tejido productivo menorquín», indicaba el presidente Antoni Juaneda. No obstante, la Federación decidió que uno de los mejores tributos era «dar a la sede de Ciutadella su nombre». Así, «rendiremos un constante homenaje a la persona que ha hecho posible el crecimiento de la institución», aseveraba.

Para ello, se descubrió una placa conmemorativa en el interior del edificio y otra en el exterior con la nueva denominación. El acto contó a su vez con un pase de imágenes de Seguí, así como con los parlamentos de quienes estuvieron a su lado desde el inicio de la federación.

Juaneda destacó su firme voluntad de independencia ideológica, el constante empeño por la renovación e innovación empresarial, y su fidelidad al origen menorquín. Lo definió como un visionario cuando anunció que la Isla pasaría una crisis importante. Hizo mención especial al Centro de Investigación y Fomento de la Calidad. Y es que «gracias a la tenacidad de Pau se introdujo a la Isla el control de calidad, innovación e investigación». Y avanzó que «PIME continuará la labor de Seguí de solicitar a la administración que los empresarios ocupen el lugar que se merecen en el ámbito público y que se ayude a la comercialización del producto isleño».