En épocas de crisis, los monólogos son los espectáculos ideales para los teatros. Un escenario desnudo, un buen libreto y una mejor actriz te ofrecen la oportunidad de presentar un montaje sencillo y efectivo. Y eso es lo que ayer obtuvimos los que fuimos a ver "Lo mejor de Antonia San Juan".
Una silla solitaria en el escenario, juego de luces y algunas canciones (New Order, música discotequera y la banda sonora de "Lo que el viento se llevó") eran los acompañantes perfectos para las once mujeres más una que nos presentó (la última fue un regalo para presentarnos el nuevo espectáculo que está montando, "Mi lucha"). Conocimos a Reme, a Presen, a la Queen, a la modelo pija, a la mujer que lleva veinte años sin hablarse con su marido, a Escarlata (no me des la lata)... todas ellas interpretadas estupendamente, con grandes dosis de humor, sarcasmo, actualidad y mala leche. Sobre todas ellas sobrevuela la soledad, esa soledad que sentimos en muchas ocasiones. Solo tengo un "pero": el verbo rápido de Antonia dificultó en alguna ocasión la comprensión -como en el monólogo que se basa en citar refranes (¿cuántos llegó a decir en apenas diez minutos?), que quedaba salvado porque, en el contexto, te reías igualmente.
Las risas de los espectadores acompañaron a la actriz durante la hora y media que duró la obra, la cual pasó a velocidad de vértigo, y que acabó con unos sonoros aplausos que obligó a la actriz a tener que salir a saludar en varias ocasiones. Se lo merecía. Esta terapia de risa que vivimos ayer no tiene precio. Desde aquí animo a todos aquellos que no pudieron ir a verla que, si Antonia San Juan regresa a Menorca para presentarnos "Mi lucha", no dejen de ir a verla. Promete.
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