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La mayor parte de los ayuntamientos de la Isla redujeron el año pasado su factura de luz a través de ajustes en el alumbrado público y la revisión de contratos. El ahorro oscila entre el 10 el 18 por ciento, no obstante este esfuerzo queda ensombrecido por el aumento del precio de la energía que sólo el año pasado se incrementó entorno al 15 por ciento, y en los últimos ocho años cerca del 40 por ciento.

Por este motivo, si los ayuntamientos de la Isla no hubieran actuado a tiempo y aplicado reajustes, la factura energética se habría disparado de forma notable. El 80 por ciento de la energía que necesita Menorca se genera en la central de Maó, el 18 por ciento llega a través del cable marino de Mallorca y el 2 por ciento restante proviene de energías renovables.

Cabe destacar al respecto que la deuda contraída con Endesa por los ayuntamientos menorquines, particulares, organismos públicos y clientes sumaba 2,4 millones de euros en 2011. Los impagos se multiplicaron por cuatro en los últimos años. Fue entonces cuando los ayuntamientos, el Consell y el Consorcio de Residuos convocaron un concurso para mancomunar el suministro eléctrico. El objetivo era ahorrar un 10 por ciento en la factura de luz, alrededor de 421.000 euros anuales gracias a la contratación única del suministro entre los ocho consistorios y la institución insular. Sin embargo, ninguna empresa presentó ofertas.

Los ayuntamientos optaron entonces por renegociar sus contratos de forma individual y reducir el consumo mejorando la eficiencia energética.

Endesa no ha facilitado a "Es Diari" datos sobre la deuda actual de los ayuntamientos, simplemente informa que la demanda eléctrica en Menorca bajó el año pasado un 1,8 por ciento en relación a 2011, mientras que en Mallorca y en Eivissa y Formentera aumentó un 1,1 por ciento y un 2,5 por ciento, respectivamente.

La caída de actividad económica tiene un claro reflejo en los datos de Menorca, pero es innegable que la caída del consumo también se debe a la implementación por parte de los Ayuntamientos de planes de eficiencia energética con el fin contener el incremento del precio de la luz. En los últimos años se han sustituido puntos de luz por otros más modernos y de mayor eficiencia, se han instalado relojes astronómicos para regular automáticamente el encendido y apagado, y se ha reajustado el alumbrado público en algunas zonas mediante el apagado de una de cada dos farolas o más. Prácticamente toda Menorca vive a media luz.

Maó es uno de los ayuntamientos que ha logrado un mayor ahorro en su factura eléctrica gracias a las actuaciones llevadas a cabo en el alumbrado público y en edificios municipales. El gasto ascendió el año pasado a 937.000 euros, con un ahorro estimado de 180.000 euros, teniendo en cuenta el aumento del precio de la energía de 2011 a 2012 en torno 15 por ciento. Si Maó no hubiera reaccionado a tiempo, la factura pagada habría subido a 1,1 millón de euros, según destacan fuentes del Consistorio. Así, en actuaciones realizadas en el alumbrado público (53 cuadros) el ahorro en relación al período 2011-2012 fue de 98.500 euros.

En actuaciones llevadas a cabo en edificios, tanto en calefacción como en aire acondicionado, mejoras en climatización, cambios de aparatos más adecuados, eliminación de la facturación de la energía reactiva (demanda extra de energía que algunos equipos como motores y transformadores necesitan para su funcionamiento) el ahorro sumó otros 52.000 euros en relación al período 2011-2012. A esta cantidad se suman otros 30.000 con el cambio de contratos en el mercado libre, lo que ha supuesto al Ayuntamiento librarse de un recargo del 20 por ciento, ante el que, según el gobierno local, el antiguo equipo de gobierno de Vicenç Tur no hizo nada por eliminar. A todo ello se añade la regularización de abonos de 2011 pagados el año pasado, el incremento del precio de la energía y el aumento del IVA. Extrapolando los datos de ahorro a estos conceptos, el cálculo de ahorro sin tener en cuenta la subida hubiera sido de otros 27.000 euros más de lo que ha sido.

En total, Maó sumó un ahorro de unos 180.000 euros. "Queda mucho por hacer y seguiremos en ello, aunque no conseguiremos ahorrar mucho más, sí conseguiremos no pagar más. Hay que recordar que para 2013, la Comisión Nacional de la Energía, prevé una subida media del 14 por ciento", apunta el concejal de Servicios Técnicos, Mateo Ainsa.

Ciutadella logró el año pasado un ahorro de 60.000 euros en su factura del alumbrado público, según explica el concejal de Servicios Generales Pedro Gener. El Ayuntamiento ha actuado principalmente en las zonas donde existe un exceso de iluminación. En invierno se opta por reducir la intensidad lumínica en las urbanizaciones más turísticas y con menos residentes habituales. El Polígono Industrial se mantiene con un "alumbrado de seguridad" y en algunas zonas del extrarradio se apagan una de cada dos farolas. "Nuestro margen de actuación es limitado. No hay previsiones de cambios de bombillas antiguas por otras de menor consumo. Cuando había dinero no se invirtió para evitar derroches y ahora hacemos lo que podemos", lamentó Pedro Gener.

Ferreries
redujo en 2012 la potencia contratada en Navidad de 43.000 a 20.000 kilovatios. Igualmente entre las 11 y las 12 de la noche se apagan la mitad de las farolas de algunas calles. El Ayuntamiento también ha eliminado la facturación de energía reactiva en los motores del geriátrico y los pozos municipales instalando sendas baterías, lo que ha supuesto una ahorro de 6.000 euros anuales. La intención es seguir ahondando en esta materia ya que las baterías se amortizan en unos diez meses y, a la larga, "el ahorro es considerable". Igualmente, se han instalado bombillas de mayor eficiencia y en las urbanizaciones también se apagan parte de las farolas. "Intentamos optimizar al máximo y lo que más se ha notado ha sido en Navidad y el gasto que tenían numerosas calles", destaca Vicente Coll, teniente de alcalde de Ferreries.

Es Castell logró el año pasado un ahorro de 32.000 euros. La cuantía no es elevada, pero según el alcalde, Lluís Camps, lo suficiente para dedicarla a otros gastos. "Todo ayuda en una casa pequeña como la nuestra", apostilla gráfico. Este ayuntamiento apaga una de cada dos o tres farolas según la zona, dando prioridad lumínica a los cruces y pasos de cebra. "Los ciudadanos son sensibles y conscientes. Tienen en cuenta que intentamos ser eficientes. Además ayudamos a reducir la contaminación lumínica", explica Camps. Igualmente, se han instalado relojes astronómicos. El alcalde recuerda que hace unos años este municipio hizo una importante inversión en modernización de bombillas y aún debe amortizar el gasto antes de afrontar nuevas inversiones.

Sant Lluís
encargó una auditoría energética del alumbrado público y de los edificios municipales y en función de sus conclusiones se han adoptado toda una serie de mejoras. En las urbanizaciones, a partir de las 21 horas se apaga un 66 por ciento de los puntos de luz. Sólo se enciende una de cada dos farolas, más o menos.

En núcleos como el de Binibèquer, donde el alumbrado es más pobre y las farolas están más separadas, se apaga solo la mitad de la calle, según explica el teniente de alcalde Pedro Tudurí. En cambio, en el poblado de pescadores, en Cala Torret y en S'Algar no se adoptan estas medidas. Asimismo, en el casco urbano existe un proyecto para sustituir las bombillas de vapor de mercurio de 125 vatios por otras de halogenuro metálico o bombillas LED. "Son más caras, pero permiten una mayor regulación y ahorro", apunta Tudurí.

"Pasaríamos de un consumo de 125 vatios por punto a otro de 26", apostilla. El concejal señala que mientras en 2010 Sant Lluís consumió 1,4 millones de vatios, a finales de 2012 la cifra se situó en 1,08 millones, lo que se traduce en un gasto de 243.186 euros en 2010 a unos 197.901 a finales del año pasado. "El ahorro es tremendo teniendo en cuenta además que el recibo de la luz ha subido", remarca el concejal.

En este municipio el alumbrado público también se enciende con programadores astronómicos. El Ayuntamiento los ha regulado de tal manera que se consiguen unos 25 minutos de ahorro por punto de luz en las urbanizaciones, apagando y encendiendo las farolas unos diez minutos antes y después del amanecer y de la puesta de sol. "Nuestro objetivo es seguir renovando el alumbrado de vapor de mercurio por otras bombillas más eficientes, pero dependemos de las partidas económicas disponibles", comenta el primer teniente de alcalde de Sant Lluís.

Es Migjorn Gran consiguió el año pasado un ahorro en su factura de luz cercano al 10 por ciento. La partida municipal para este concepto en 2012 fue de 97.000 euros, ligeramente superior a la del año anterior, porque según el alcalde ya se incluyó la subida prevista del precio de la luz. Aún así, el porcentaje ahorrado es "significativo" para el primer edil, Pere Moll. En las urbanizaciones se apaga una de cada dos farolas y en el casco urbano se mantiene prácticamente igual. "Queremos seguir avanzando en la eficiencia energética instalando bombillas de bajo consumo", comenta Moll.

Alaior ha optado por reducir la potencia contratada y ajustarla a las necesidades de cada zona. El alumbrado público también se ha reajustado y regulado con relojes astronómicos. En la urbanización de Sant Jaume se habían detectado importantes desfases en el encendido y apagado de los puntos de luz. En algunas zonas el Ayuntamiento ha reducido la intensidad lumínica y en otros sitios ha optado por el apagado de una de cada dos farolas, e incluso en varios puntos del municipio se han aplicado las dos medidas según explica el concejal de Urbanismo, Emilio Agis.

Es Mercadal elaboró en 2006 un Plan de Eficiencia Energética sobre el alumbrado público y los edificios municipales. Desde entonces, el Ayuntamiento lleva a cabo diferentes actuaciones para reducir consumos y la factura eléctrica. Esta localidad ha sustituido más de 2.000 bombillas de vapor de mercurio por otras de vapor de sodio y el próximo objetivo, una vez se amorticen, es cambiar estas por bombillas LED.

El alcalde, Francesc Ametller, explica al respecto que Es Mercadal siempre se ha aprovechado de los planes de eficiencia en esta materia puestos en marcha años atrás por el Govern y el Consell y que ahora, lamenta, no existen. Ametller recuerda en este sentido que el Ayuntamiento de Es Mercadal actúa en el alumbrado público de ocho de las diez urbanizaciones existentes en esta localidad (en Tirant y Arenal d'en Castell se encargan los vecinos). "Antes había planes que motivaban cada año a invertir en nuevas medidas de ahorro, ahora es más difícil".

En los edificios públicos de Es Mercadal se han ajustado tarifas y horarios adaptando los contadores, lo que ha supuesto un ahorro de un 2,3 por ciento. El Ayuntamiento también ha reducido la potencia contratada con un ahorro del 5,1 por ciento y eliminado la energía reactiva de algunos motores, lo que suma otro ahorro del 3,5 por ciento. "También hemos sustituido las bombillas de las fiestas que eran de 40 vatios por otras de 2,5 vatios, lo que ha representado un ahorro del 80 por ciento", resalta el alcalde, quien igualmente remarca que el municipio está introduciendo la tecnología LED en algunos edificios y espacios públicos como la Sala Multifuncional, con una reducción en el recibo de la luz cercana al 70 por ciento. Incluso se ha ajustado la climatización con unos ahorros estimados del 40 por ciento, así como la intensidad de los focos del campo de fútbol y las pistas de tenis.

En cuanto al alumbrado público también se han colocado reguladores de tensión en las zonas turísticas, al igual que se ha procedido al apagado de una farola de cada dos. "Nuestro ahorro alcanza el 30 por ciento pero el precio de la luz ha subido desde 2005 un 40 por ciento, por lo que el ahorro económico real es del 10 por ciento. La eficiencia energética es muy importante porque si no hubiéramos hecho nada, la factura se habría disparado", remarcó el alcalde de Es Mercadal, quien ya piensa en utilizar biomasa para calentar el agua de los edificios públicos y seguir sumando nuevos ahorros.