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Nos llamamos Javier Lopezosa y Sara Pérez, tenemos 27 y 19 años, y somos de Maó y Girona, respectivamente. Nos encantan los perros y decidimos dejar nuestros trabajos y formarnos como peluqueros caninos. En nuestro tiempo libre nos gusta ir al mar a nadar con nuestras perras Niebla y Brownie, y cultivar el huerto que tenemos.

Cualquiera deja el trabajo para dedicarse a otra cosa en estos tiempos...
Nosotros teníamos claro que queríamos trabajar con perros. Somos muy animaleros. Habíamos trabajado en hostelería, reparto, serigrafía... pero no eran empleos fijos. Decidimos irnos a Mallorca a formarnos en Peluquería Canina. Nos pusimos las pilas y nos hemos dado cuenta de que es lo nuestro, nos gusta mucho.

Y, además, han acertado porque les está yendo bien.
Si. Ahorramos todo lo que pudimos y no hemos tenido que pedir préstamos. Sabemos que las cosas estaban y están mal pero teníamos una idea y, al encontrar un local con un buen precio, tiramos adelante. Llevamos tres meses y ya hemos atendido a más de 250 perros.

Hay quien asocia la peluquería canina con la estética. Sin embargo, no es el servicio que más solicita...
Está la estética pero también está la higiene. Hay que peinar, limar las uñas, quitar pinchos, limpiar orejas y lagrimales... es muy importante y cada raza tiene sus necesidades. Hay poca concienciación y a veces nos han llegado perros en malas condiciones higiénicas. Lo que recomendamos es un mantenimiento durante todo el año.

Hay perros que son muy nerviosos. ¿Cómo consiguen trabajar con ellos?
Nosotros practicamos peluquería canina en positivo. Esto significa que, se porte como se porte el perro, vamos a tratarlos de forma correcta y con el mínimo estrés. Los perros captan el nerviosismo enseguida y se ponen de cero a mil en segundos. Intentamos que sea una experiencia agradable para ellos, sin gritos ni tirones.

¿Hay algún dueño que pida cortes especiales para su perro?
Alguno que otro se va con pompones pero es lo que suele llevar esa raza. Hacemos muchos tipos de cortes, incluso personalizados para aquellos que no sean de raza o lo pidan. También se les puede pintar las uñas o teñirles el pelo. Hay un caniche, por ejemplo, que viene cada dos semanas. No falla a ninguna cita.

¿Cuáles son sus planes de futuro?
Si el negocio funciona, nos encantaría poder formar a alguien aquí y montar otro local. Seguiremos formándonos para aprender más y más. Y nuestra ilusión sería comprarnos un terreno para poder vivir en el campo.