Manifestación. Los asistentes recorrieron la Contramurada, la Plaça des Pins y acabaron en la Plaça des Born - Gemma Andreu

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Las calles más céntricas de Ciutadella vieron pasar ayer por la tarde el rechazo de parte de la sociedad a la reforma laboral impulsada por el Gobierno central.

Unas 1.200 personas según los sindicatos, 600 según los medios de comunicación allí presentes, acudieron a la segunda manifestación en la Isla en protesta por lo que el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Ramon Carreras, considera "el mayor ataque a la clase obrera durante la democracia". Y todo hace pensar que ésta no va a ser la última protesta en este sentido.

En los parlamentos pronunciados tras recorrer la Contramurada, el secretario general de UGT, Servando Pereira, afirmó que "en los próximos días tendremos que volver a llamaros, porque habrá más manifestaciones. Debemos salir a la calle, sin tener miedo a nada".

Ayer, los dos sindicatos mayoritarios, junto con la CGT, el STEI y los partidos de izquierda respaldaron una protesta que estuvo presidida por una pancarta que decía "No a la reforma laboral. Injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía y inútil para la ocupación".

Durante el recorrido se oyeron algunas proclamas reclamando una huelga general, aunque minoritarios, y tampoco se habló del tema en los discursos oficiales, que fueron muy críticos con las medidas adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Especialmente criticado fue el ministro de Economía, Luís de Guindos, de quien Ramon Carreras dijo que "se arrodilló ante el comisario europeo prometiéndole una reforma agresiva, él mismo que estuvo en una de las empresas que creó la crisis. Han puesto a los pirómanos a hacer de bomberos".

Carreras pronosticó efectos dramáticos con la reforma laboral del Partido Popular. Así, aseguró que "Menorca pasará de los 8.000 desempleados, y en España seguramente superaremos los seis millones. Se puede alcanzar una tasa de paro del 30 por ciento, y eso puede llevar a los trabajadores a la miseria".

Los sindicatos defendieron que la reforma laboral "no tiene nada que ver con la creación de ocupación, porque si la culpa fuera de las condiciones laborales, no se explicaría que en Andalucía haya tanto paro y en Euskadi mucho menos. Estos políticos nos engañan". En líneas similares se expresó Servando Pereira, afirmando que "esta reforma laboral nos va a llevar a la ruina total, nos la han impuesto como una dictadura. El PP debe saber que es el único responsable de lo que pase a partir de ahora".

Uno de los mensajes lanzados ayer desde la manifestación fue la convicción de que existen alternativas a esta reforma laboral para intentar superar la crisis económica. "Estas medidas nos llevan al suicidio económico y al hundimiento de la sociedad. Debe cambiarse la política fiscal y reactivar de una vez la economía. Desde que han empezado con los recortes, cada vez hay más parados, y habrá aún más".

Carreras, el más directo de los oradores de ayer, cerró su intervención diciendo que "nos han declarado la guerra, y guerra tendrán".

El movimiento 15-M y la CGT, con discurso propio

Tras los parlamentos de los secretarios generales de CCOO y UGT, los portavoces del movimiento 15-M y la CGT tomaron la palabra.

Debajo de la tarima en la que habían hablado Carreras y Pereira, los portavoces de estos colectivos aseguraron que "queremos hacer nuestra aportación, porque tenemos un discurso diferente".

Definieron la crisis económica como un problema sistémico y no coyuntural, y responsabilizaron a la Unión Europea "de parar el Estado del Bienestar tras obligarnos a dar pasos atrás en nuestros derechos".

Los portavoces hicieron un llamamiento a "extender la protesta a todo el mundo, porque si bien manifestarse y alzar la voz no es suficiente, quien acepta lo que está mal sin protestar está cooperando con los que están haciéndolo mal", concluyeron los portavoces.