La alarma se dio a las 11 de la mañana - Javier

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Cerca de las 11 de la mañana de ayer, Andries y Marga Dijkstra recibieron una llamada desde la empresa Marina Estrella Menorca en la que se les alertaba de que su barco se había incendiado. El matrimonio y sus dos perros se dirigían en coche a pasar el día en Ciutadella.

Cuando regresaron al puerto de Maó, se les vino el mundo encima. La Policía del Puerto, la Policía Nacional, la Guardia Civil y efectivos del Cuerpo de Bomberos trabajaban en el perímetro acordonado, a la altura del número 240 del Moll de Llevant, intentado sofocar un potente incendio en el interior del barco. Una labor que resultaba cada vez más difícil, dado el fuerte viento, las altas temperaturas, y la poca visibilidad que provocaba el humo, que podía avistarse desde varios puntos de la ciudad y la carretera a Es Castell.

Cabe recordar que los Dijkstra, matrimonio holandés que llegó al puerto a principios de octubre, llevaban meses esperando a que su compañía de seguros les solucionara una avería en una barca auxiliar, con la que tuvieron un percance un día de temporal. Su intención era, una vez reparada esta barca, partir hacia Malta y Sicilia. Andries y Marga no poseen otra propiedad, su barco es su hogar, un antiguo buque de pesca que reformaron con sus propias manos durante siete años.

"No podemos ni mirar cómo se está quemando. Trabajamos duro para poder disfrutar de esta embarcación, que era nuestro sueño. No nos importa la ropa u otras cosas que se puedan comprar, pero dentro llevábamos nuestros recuerdos, como fotografías y demás artículos personales", dijo Andries.

A las 14 horas, el fuego todavía no se había extinguido. De hecho, era más fuerte y con pequeñas explosiones. Uno de los temores de los Bomberos era que los cerca de 40.000 litros de combustible que contenían los tanques pudiesen entrar en contacto con las llamas.

"No sabemos qué ha podido producir el incendio. La instalación eléctrica era prácticamente nueva y los generadores nunca han dado problemas", apuntaba el holandés, quien explicó que hace unos meses tuvieron que reparar una grieta de uno de los tanques, la cual podía haberse abierto de nuevo por el incendio. El matrimonio tuvo que dar toda esta información a través de varias personas que hicieron de traductores, ya que casi ninguno de los presentes en el siniestro hablaba inglés.

El propietario del restaurante Wepi ofreció su establecimiento y comida a la pareja, y un camarero de otro restaurante les brindó una vivienda mientras no puedan volver a su barco. "Estamos muy agradecidos por la manera en la que nos está ayudando la población", decía los Dijkstra.

A última hora de la tarde de ayer, el Cuerpo de Bomberos informaba que el fuego estaba controlado, aunque se continuaba con las tareas de control.