Hubo un tiempo, en pleno siglo XIX, en el que para las mujeres estudiar no solo era arriesgado, sino también estaba mal visto. En ese contexto histórico, tres féminas catalanas decidieron ir contracorriente y solicitar su ingreso en la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Así, Dolors Aleu, Helena Maseras y Martina Castells se convirtieron con esa decisión en unas heroínas de la historia española, aunque tal y como reconoce la filóloga hispánica Betsabé García, de alguna forma nunca se ha llegado a rendirles el reconocimiento que merece su memoria.
Existen en Barcelona calles y plazas con sus nombres, pero García ha querido ir más allá con la publicación de "Juguen Dames", una obra que comenzó como documento histórico pero que al final terminó como pieza literaria novelada "para llegar a un público más amplio", explica la autora, quien ha dedicado tres años de su vida al proyecto.
La novela, contextualizada entre 1868 y comienzos de 1900, narra la historia de tres mujeres de diferente origen, condición y entorno cuyos destinos se cruzan en la ficción. "Siempre fui reacia a tener que contar sus vidas por separado. La historia en el fondo es una", confiesa García, experta en la investigación del feminismo decimonónico.
Reconocimiento
La trayectoria de Aleu, Maseras y Castells sí ha sido más reconocida por los libros de la historia de la medicina, aunque han pasado más desapercibidas como las primeras universitarias en España. Por aquel entonces, en un buen número de países europeos la incorporación de la mujer a la vida académica a esas esferas estaba empezando a ser algo más normal. En Cataluña, relata, se dio una situación especial, al producirse un choque entre dos movimientos: los vitalistas, "más relacionados con todo lo que se refiere al alma", y los positivistas, "que se decantan más por la experimentación", tendencia esta última que de alguna forma ganó la partida con la incorporación de la mujer a la Universidad, algo que sin duda representa un hito para la historia de la mujer en España, mensaje que García trasladó al público que asistió ayer en el Cercle Artístic de Ciutadella a la presentación de libro.
Obstáculos
La valentía de las tres mujeres fue el principio de un camino que no obstante encontró muchos obstáculos en el recorrido. La incorporación normalizada de las mujeres a ese mundo académico "tardó", reconoce la novelista y durante algún periodo, aunque corto, se volvió a prohibir el acceso. Y es que, tal y como recuerda la escritora, las estudiantes se beneficiaron en aquella época "de un vacío legal", dado que "la mujer entonces era invisible. No estaba recogida en la Constitución de la época, para la que no existía como persona jurídica". Aleu, Maseras y Castells, señala, tuvieron que esperar muchos años para obtener el grado de licenciatura (1882). No fue hasta 1910 cuando todo quedó regulado de una forma más igualitaria entre ambos sexos.
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