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La décima edición de la Vuelta Cicloturista Internacional a Menorca arrancó ayer con la participación de unos 300 ciclistas en una etapa marcada por la peculiaridad del recorrido.
Un arco iris multicolor salió de la Plaça Constitució de Maó diez minutos después del horario previsto dispuesto a recorrer hasta 113 kilómetros circulando por carretera, caminos rurales y pueblos como Ciutadella, Ferreries y Es Migjorn, entre otros. Sin duda, la interminable serpiente de hasta un kilómetro y medio de longitud asombró a quienes se cruzaron con el pelotón.

De camino a Ciutadella, el grupo circuló por el Camí de Tramuntana que, según el organizador del evento, Arturo Sintes, fue la zona que más impresionó y sedujo a los 300 pares de pedales participantes. "Es un camino singular, muy característico por la estrechez de su trazado, la carente circulación rodada y la tradicional 'paret seca', además del perfecto estado del vial, recién asfaltado". Con ello, reflexiona que una vez se haya adecentado el tramo que va desde la nueva rotonda en el cruce de Fornells a Maó hasta el Camí de Tramuntana, se permitirá que la circulación de los ciclistas sea mucho más segura. Los participantes tampoco olvidarán el tramo entre Ferreries y Es Migjorn, en el que pudieron circular a velocidad libre, permitirse una "media carrera" y hacer valer su condición física.

Los ciclistas de élite no pasaron desapercibidos y fueron figuras y personajes como Perico Delgado, Chechu Rubiera, Carlos de Andrés, Juan Carlos Castaño y su hijo, entre otros, los que provocaron el disparo continuado de flashes.

Este año la Vuelta Cicloturista contó con unos 80 ciclistas de la Isla. Arturo Sintes destaca a su vez la presencia de participantes tinerfeños, ingleses, vascos, catalanes y mallorquines, entre muchos otros; "un hecho que nos demuestra que la Vuelta a Menorca sigue en boca de todos". Cabe destacar la participación de tres matrimonios ingleses, un grupo de siete ciclistas británicos que se hicieron un maillot para la Vuelta, así como el catalán Antoni Poch y el vasco Jesús Ibizape, de 83 y 81 años respectivamente, dignos de admiración.

Hoy los ciclistas van a subir la montaña de El Toro en un recorrido de 63 kilómetros. A mediodía se celebrará la comida de despedida y entrega de trofeos.