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"Da igual lo que hayas sido capaz de darles, mucho o poco; ellos siempre te darán más, siempre te ganarán en el amor". Son palabras de Dora Rivas, una joven que el pasado verano se desplazó a Etiopía para vivir una experiencia con las Misioneras de la Caridad, organizada por el delegado de Misiones de Madrid, el padre José María Calderón. Para Dora y para los 1.166 millones de católicos que existen en el mundo, según datos del Anuario Pontificio 2010, hoy es un día especial.

Como cada año, la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial de Misiones, el DOMUND (Domingo Mundial de la Propagación de la Fe). Lo hace sumida en las contradicciones propias de una organización humana, pero con la convicción de que el mensaje que inspiró las primeras comunidades cristianas sigue vigente.

"La Buena Nueva de Jesús de Nazaret sigue siendo válida. Esto explica que el número de católicos crezca año tras año. Entre 2000 y 2008 los seguidores de Jesús de Nazaret, se incrementaron un 11,5 por cien, siendo África y Asia donde más aumentó su número", afirma Joan Mercadal Victory, director del Secretariado Diocesano de Misiones.

Esta expansión no se explica sin la labor de los misioneros y misioneras que, como sostiene Benedicto XVI, "dan testimonio en los lugares más lejanos y difíciles, a menudo incluso con la vida, de la llegada del reino de Dios". La labor entregada y silenciosa de quien ha sido capaz de dejarlo todo en nombre de Jesús.

Habrá quien no pueda evitar evocar los casos de pederastia, el poder vaticano, las decisiones alejadas de la realidad o la parafernalia que acompaña cada viaje papal, incongruencias más que cuestionables, pero la realidad es tozuda y la esencia del mensaje evangélico se impone en las 1.069 diócesis y circunscripciones eclesiásticas (diócesis en formación como los vicariatos apostólicos y las prelaturas) que conforman los territorios de misión.

Hoy es su día, el día de esos territorios y de los fieles que desde cualquier lugar del mundo oran y colaboran para que la justicia gane la batalla a la pobreza, la desigualdad, la violencia y la desesperación. El día de quienes, ajenos a las controversias, contribuye a la promoción de la mujer, de la infancia, de la salud, al desarrollo comunitario, a la educación, al progreso con su trabajo y su testimonio diarios.

Lo hacen en nombre de Jesús -no podría ser más explícito el lema del DOMUND 2010, "Queremos ver a Jesús"- y ayudados en la distancia por quienes creen en el valor de su misión y realizan aportaciones económicas que se centralizan en el Fondo Universal de Solidaridad, con el que se apoya a la iglesia misionera en sus esfuerzos de evangelización, sociales, educativos y de desarrollo.