Las dificultades de tesorería de las administraciones públicas se están transmitiendo en cascada cual piezas de dominó a otras entidades. Éste es el caso de las organizaciones no lucrativas carentes de suficientes recursos propios, que basan la mayor parte de su funcionamiento en la financiación externa y cuyo panorama económico atraviesa por momentos delicados. El Grup d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB) acaba de hacer un llamamiento a sus asociados y simpatizantes para sanear la situación financiera de la entidad y proseguir así los proyectos ya iniciados a través de la suscripción de préstamos. La entidad tiene un presupuesto cercano al medio millón de euros, pero el dinero ya comprometido de la Administración no llega. El debate sobre su excesiva dependencia de la ayuda pública y, por ende, las dudas sobre la politización de la entidad vuelven a reabrirse. El presidente del GOB, Josep Maria Foguet (Montblanc, Tarragona, 1962), rebate estas cuestiones. Foguet es profesor de filosofía en el Instituto de Ferreries y compagina este trabajo con la presidencia del GOB, por la que no recibe ninguna retribución. "Esta trinchera es más gratificante que la trinchera política", advierte.
¿La situación financiera del GOB es tan delicada?
Nuestra economía está saneada. Tenemos grandes proyectos comprometidos como el de Custodia Agraria, pero el dinero de la Administración llegará dentro de dos años, la cantidad es importante (no la recuerda en la entrevista) y además tenemos otros proyectos más en la misma situación.
¿Los créditos son una solución?
Afrontamos el tema con imaginación. Acudimos a créditos bancarios y hemos pedido a nuestros socios –tenemos una base de 1.250 asociados– que nos ayuden con sus ahorros. Nosotros los gestionamos como si fuéramos un banco, se los devolvemos con un plazo concertado y con intereses.
Cuánto personal tiene contratado la entidad?
Unas 13 personas, aunque esta cifra varía en función de los proyectos y servicios prestados. El pago de salarios representa aproximadamente el 60 por ciento de nuestro presupuesto. Es un porcentaje similar al gasto corriente de otras entidades. Nuestro reglamento impide superar este listón. Tenemos proyectos en marcha como la Custodia del territorio que requieren personal, programas de educación ambiental en las escuelas; gestionamos el centro de recuperación de fauna y de natura en Ciutadella (...). Todos estos servicios los podría hacer la Administración, pero nos contrata a nosotros para desarrollarlos.
¿Dependen demasiado de la ayuda pública?
La financiación del GOB está bastante diversificada en comparación con otras entidades. Nosotros presentamos proyectos a entidades privadas y a la Administración y a cambio de nuestros servicios recibimos las aportaciones. No es todo la típica subvención. Además, nuestra idea es diversificar cada vez más los ingresos y depender menos de la Administración.
¿De qué porcentajes hablamos?
Las cuotas de los socios aportan entre un 10 y un 15 por ciento de los ingresos, el 15 los donativos y patrocinios privados y la Administración aporta aproximadamente el 50 por ciento, también producimos servicios a entidades privadas. Esa aportación de los socios nos asegura nuestra independencia, es decir, la estructura básica que posibilita por ejemplo plantear recursos ante la Justicia.
¿Sólo ese 15 por ciento de los ingresos asegura la independencia del GOB? Hay voces que opinan que está politizado.
Digamos que nuestra amplia base social nos permite mantener la política del GOB. Siempre hemos intervenido en la política porque nos hemos posicionado respecto a diversas cuestiones, otra cosa es que seamos independiente respecto a los partidos. En este sentido sí somos independientes.
Sin embargo se les reprocha que la intensidad de sus reivindicaciones es mayor o menor en función del color político del gobierno, por ejemplo en el tema del dique.
No es cierto. Nosotros somos pragmáticos. En su día estuvimos en contra. Pero el GOB no sólo está en contra de proyectos sino que aporta propuestas alternativas. La propuesta del Plan Insular de Costas, el plan de carreteras y el plan hidrológico salieron a partir de nuestras reivindicaciones. La cuestión no es tanto el color político sino la receptividad de unos y otros a nuestras propuestas. Incluso hay consellerias dentro de un mismo gobierno más receptivas que otras. Por ejemplo, en temas de turismo nos cuesta mucho introducir nuestros planteamientos y eso que nosotros en su día defendimos las playas vírgenes y la naturaleza y ahora se promociona la riqueza natural de Menorca. No pueden decirnos que vamos en contra del progreso.
¿Y ahora cuál es la salud del movimiento ecologista en la Isla?
Cada vez hay mayor conciencia proteccionista, pero cuesta movilizar a la gente.
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