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Autoficha
Me llamo Ricard Pons Camps, y soy menorquín. Mi nombre artístico es Lereezo. Tengo 28 años, y mi profesión es estar de atención al cliente, diseñador de cocinas, y administrativo en una empresa. Aunque, como Lereezo, mi profesión es realizar grafitis y murales por encargo. Mi hobby es también el skateboarding. De hecho, soy el presidente de la Asociación Juvenil de Skate Frontside.

¿Cómo empezó a hacer grafitis?
Empecé a interesarme por los grafitis cuando tenía unos 13 o 14 años. Por aquel entonces me pasaba el día jugando en la calle, patinando con el skate y cantando en conciertos de hip hop con mis amigos. Todavía conservo alguna de estas aficiones. Desde pequeño siempre he demostrado un especial interés por el dibujo y la pintura, así que supongo que debido a este interés y al contexto en el cual me encontraba, me interesé por dicha modalidad artística.

¿Es cierto que pintar paredes, a parte de ser un arte, es también una filosofía o una manera de ir contrasistema?
No es algo nuevo esto de expresar ideas o ideales mediante el arte, más bien diría que forma parte de su esencia, por lo que creo que el grafiti, más que una forma de ir contrasistema, es un medio artístico para expresarse y dar color a tus ideas, preocupaciones, sueños y fantasías. También es verdad que debido a la sociedad en la que vivimos, muchas de éstas sí podrían considerarse antisistema.

¿Uno aprende o se hace grafitero?
Como en todas las disciplinas artísticas, se requiere un proceso de aprendizaje. En el caso del grafiti, el único aprendizaje es la práctica. Hay que pintar, y cuanto más, mejor.
Dediqué los primeros años a pintar de la única manera que me era posible; de noche y siempre con el miedo de ser denunciado. En mi caso eso era un problema, ya que soy una persona bastante exigente conmigo mismo y me gusta realizar bien mis trabajos, por lo que ví claro que si quería pintar y hacerlo bien, tenía que hacerlo en otras condiciones.

¿Cómo pasa de pintar por la calle a trabajar en locales cerrados y por encargo?
Decidí empezar a realizar exhibiciones y talleres de grafiti, así como a hacer obras gratuitamente a cambio de poder pintar con la tranquilidad de hacerlo con permiso, y eso me permitió que la gente conociera mis trabajos al tiempo que seguía perfeccionando mi técnica. Poco tiempo después tuve la primera llamada telefónica ofreciéndome trabajo, y desde entonces he realizado múltiples trabajos de grafiti por encargo; desde decoración en tiendas, restaurantes y locales privados, así como lienzos a medida, diseño de paginas web, y otros elementos publicitarios.

¿El arte de la calle se entiende en Menorca?
Poco a poco la gente va aceptando más el arte del grafiti, pero todavía queda mucho por hacer. En general, la gente rechaza todo lo que desconoce y todavía hay quien piensa que los grafiteros somos unos delincuentes o unos gamberros. Pocos son los que se preguntan si acaso disponemos de espacios reservados donde poder expresarnos con total libertad.
Quizás los Ayuntamientos deberían plantearse el ofrecer muros legales en donde los graffiteros puedan plasmar todas sus ideas, ya que el grafiti, además de ser una vía de escape para muchos, aporta color a estas ciudades tan grises en las que, por desgracia, estamos acostumbrados a vivir.