El líder del partido en Menorca durante un acto de la campaña electoral de las generales en Es Mercadal

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Era un reto estar y una ilusión obtener representación, pero Antoni Camps niega sentirse decepcionado. «Teníamos infraestructura 0 y la experiencia de dos juntas previas cesadas no aventuraban un buen comienzo», explica el líder de Vox en Menorca, quien reconoce que los resultados de las generales «nos animaron, se abrieron expectativas que no teníamos antes». Y el ánimo no se ha derrumbado, la primera tarea que se ha impuesto es hacer partido, crear infraestructura con grupos de trabajo en aquellos pueblos donde sea posible.

En los próximos días reunirá a su grupo más cercano de colaboradores, en torno a una quincena, con el objetivo de consolidar el proyecto. «Con todas las circunstancias adversas, hemos tenido 1.200 votos, estamos a la altura del PI, que lleva ya más de ocho años en la política balear», dice.

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Su análisis mira más hacia el bajón del PP, que ha perdido un conseller «y en Ciutadella ha sido un fracaso absoluto. Pero si es lo que la gente quiere, si está contenta con estos cuatro años pasados, ningún problema, se respeta y punto», afirma, «la izquierda no hace nada y le favorece».

La crítica vuelve hacia el PP, «si no se hace buena oposición, y no se ha hecho en estos cuatro años, el resultado es el que tenemos, no se ha generado caldo de cultivo de cambio», explica.

Las elecciones locales «no eran las nuestras», admite, «llegábamos tarde y mal, hay que sembrar la semilla si queremos recogerla dentro de cuatro años». Sabe que en Mallorca el resultado ha pintado mejor, cuatro concejales en Palma y tres diputados, «llevan más de un año de trabajo, aquí era difícil sacar algo de la nada», responde en tono autocrítico. Seguirá en la política a otro ritmo, en segundo plano, «ahora primero es la empresa familiar y los negocios», afirma.