«La vida es un poco como el juego del Monopoly: la diferencia la marca si tienes o no pasta», dice el artista francés Thomas Jarry cuando trata de explicar la obra central que preside su exposición en Command Gallery. Un mensaje plasmado en las dos hojas de una vieja puerta retirada de su casa y en las que se adivina ya muy bien el estilo que marca su obra, «figuración narrativa», según sus propias palabras, acompañada de una crítica social, presente en la mayor parte de su trayectoria.
Jarry atesora una especie de espíritu nómada que le llevó a recalar en Menorca en 2020. Inició su carrera en su Francia natal muy centrado en la crítica de la sociedad de consumo. Allí comenzó una trayectoria de éxito en la que se veía obligado a producir más material del que podía, lo que le llevó a instalarse en Marrakech y practicar la sátira social en un contexto nada fácil para acabar recalando en Eivissa, donde comienza a explorar más en el arte urbano.
Un viaje familiar a Ciutadella le robó el corazón y propició que cambiara una vez más de destino. Y fue en la Isla donde comenzó a dar forma, temporalmente, a una etapa «más abstracta» y colorida que cerró como consecuencia de la pandemia. Jarry volvió entonces a sus orígenes, más combativos, como se puede comprobar en la muestra actual. «El artista tiene que dejar un testimonio de su época», sentencia al respecto.
Ahora, Menorca está muy presente en sus creaciones, y el turismo es una de las temáticas que se puede encontrar en su creación: «Todo el mudo dice que Menorca es el último paraíso del Mediterráneo, pero el acceso al paraíso es el parking, es decir, encontrar una plaza para poder aparcar tu coche». Pretende llamar así la atención sobre un turismo que considera «abusivo», al final «todo es cuestión de dinero», insiste el artista, quien centra su método de trabajo en la observación de la sociedad para alimentar su universo creativo, que plasma con un estilo en el que conviven elementos del arte callejero con toques de pop art.
El apunte
Commad Gallery dice adiós con una intervención conjunta de arte en vivo
Command, en el número 46 del Camí de Maó, en Ciutadella, es un proyecto de galería efímera. La muestra de Jarry será la última, abierta hasta la demolición del edificio (aún sin fecha fija), pero antes será objeto de una intervención artística que consistirá en pintar un mural. Tendrá lugar el próximo fin de semana (días 8 y 9) y se trata de un evento abierto a la colaboración todos los artistas que quieran apuntarse. Una acción que comulga con el espíritu participativo del francés, quien siempre ha trabajado en espacios compartidos y aspira a crear una comunidad, como ya hizo en su etapa ibicenca, donde fue partícipe de un proyecto bautizado como Liberarte y del que llegaron a forma parte 200 artistas. «No puedes vivir en tu taller solo», opina el pintor, centrado ahora en observar el mundo desde la particular «burbuja» que le ofrece el refugio de Menorca.
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És bastant irònic que un francès riquet mos vengui a rallar de consumisme i massificació. Ara a enderrocar s'edifici, i a fer negocis